Clara Usón vuelve a los años de plomo para dar voz a La Tigresa, la etarra conocida por su belleza y su crueldad
La escritora retrata en 'Las fieras', su última novela, la violencia de ETA a través de la historia de la terrorista Idoia López Riaño.
16 junio, 2024 01:16Durante años interminables nuestro país sufrió el azote de ETA. Para muchos de nosotros, el terrorismo está ligado a recuerdos de infancia, adolescencia y juventud, una siniestra banda sonora que percibíamos a modo de bajo continuo. La literatura, siempre atenta a reflejar lo que le interesa a la sociedad, también se ha ocupado de ello. Uno de sus representantes más distinguidos –Fernando Aramburu– ha dedicado buena parte de su producción a explicar cómo era la vida en Euskadi bajo la tiranía de ETA y su entorno.
Lo hizo desde la magnífica colección de relatos agrupados en Los peces de la amargura (2006) –el venero de toda su obra sobre el tema–, hasta la justamente afamada Patria (2016), pasando por Años lentos (2012), Hijos de la fábula (2023) o la recopilación de prosas poéticas y autobiográficas que conforman Autorretrato sin mí (2018). Al lado de Aramburu brillan escritores como Raúl Guerra Garrido, Ramiro Pinilla, Iban Zaldúa, Katixa Agirre, Gabriela Ybarra o Kirmen Uribe, por citar solo algunos significativos.
A partir de ahora, la lista deberá ampliarse con el nombre de Clara Usón (Barcelona, 1961) y su obra Las fieras. En ella se entreveran las historias de dos mujeres, una real –Idoia López Riaño, la Tigresa– y otra ficcional –María Ortega, Miren– cuyas vidas se entrecruzan en cierto momento de la trama. La primera fue una terrorista notoria por su crueldad y por su belleza, cuyos padres –como los de María– eran inmigrantes, lo que no fue óbice para que se entregara a la causa con absoluta devoción.
Tanto Idoia como María viven en Rentería durante los años de plomo, un período oscuro en el que los jóvenes vascos tuvieron que lidiar con el adoctrinamiento abertzale en un ambiente sin perspectivas vitales y arrasado por las drogas.
Al tiempo que la Tigresa trataba de ascender en el organigrama demostrando que podía ser más sanguinaria que cualquiera de sus compañeros, Miren tenía que sobrevivir a su identidad de maqueta y dentro de una familia dominada por un padre violento, un policía que, según todos los indicios, pertenecía a los GAL.
'Las fieras' es una obra valiente en la que la imaginación desafía a la realidad y la completa
La novela, muy entretenida, documentada y de lectura absorbente, se inicia con un atentado y termina, muchos años después, con su resolución en forma de pirueta inesperada y bien ejecutada.
El contenido versa sobre la actividad de las dos mujeres y sus contextos personales, el feroz y encarnizado que rodea al grupo armado, y el no menos brutal y desnortado de Miren. Y contrapone dos actitudes de violencia igualmente despreciables –la del terrorismo de ETA y la del terrorismo de Estado– ante las que Clara Usón no esconde su valoración moral.
El libro, además, cuenta con novedades formales interesantes, algunas no exentas de riesgo. La más elocuente es que la escritora le da voz a la Tigresa, que llega a enfrentarse a la narradora en una actitud claramente unamuniana. Otra es el papel de la autora ficcional y sus cambios de voz, como hiciera Aramburu en el relato "Madres" de Los peces. La tercera, más frecuente en la narrativa actual aunque también atractiva, es la polifonía utilizada para contar la historia.
Finalmente, es destacable el juego ficcional –siempre estimulante y sugerente– y la reflexión que implica. Una obra valiente (muchos de los aludidos aún viven) en la que la imaginación desafía a la realidad y la completa.