"Soy un tío normal de un pueblo de 6.000 habitantes al sur de Extremadura". Álvaro Martín (Llerena, Badajoz, 1994), que acaba de lograr la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de París, nos ha emocionado con sus declaraciones en TVE minutos después de concluir la prueba de 20 kilómetros marcha, disciplina en la que España arrastraba una sequía desde las Olimpiadas de Atenas 2004.

"No soy un lumbreras, pero he conseguido acabar dos carreras universitarias", ha dicho también el atleta, graduado en Ciencias Políticas y en Derecho. Además, es uno de los que ha accedido a participar en Libros en la Villa Olímpica, la serie de El Cultural en la que nos hemos acercado a los deportistas que compiten en los Juegos para que nos desvelen sus lecturas. 

Doble campeón de Europa y del mundo, reconoce su admiración por Carl Gustav Jung. "De todos sus trabajos, sin excepción", puntualiza. El psicólogo y ensayista suizo fue mucho más que el discípulo de Sigmund Freud, con quien acabó teniendo una acalorada ruptura. Considerado el padre de la psicología analítica, Jung desafió los postulados del pensamiento científico, señalando la necesidad del ser humano de incorporar a su vida cotidiana lo mágico, lo misterioso y lo sobrenatural. 

Tal vez por su interés en la obra del aclamado psicólogo y escritor, el atleta mantiene tan estrecho vínculo con los fenómenos de naturaleza épica, celestial, titánica... A la altura del triunfo que acaba de conseguir para el deporte español en unas Olimpiadas. Martín ha lamentado entre bromas no poder "quemar París esta noche" porque al día siguiente tiene que entrenar. Y es que aún tendrá que competir, si finalmente es elegido, en la prueba de relevo mixto. Podría aprovechar, por tanto, para sumergirse en una de las obras de Jung que ha metido en su maleta, Psicología y Alquimia.

Otro de los libros que el atleta se ha llevado a París ha sido Simón, una columna en el desierto, de Juan Antonio Alonso, "un ensayo muy interesante" que le servirá "para desconectar". Reconoce Martín que le apasiona apartarse, por momentos, del atletismo y del deporte de alta competición. Y, en este sentido, "he preferido leer antes que ver una serie en el ordenador", dice a El Cultural.

Sus padres estaban suscritos al Círculo de Lectores y le gustaba "que llegase la revista para ver las ofertas de libros". Además, recuerda tener carné de la biblioteca municipal desde pequeño. "También tengo una colección muy grande cómics de Astérix y Obelix", apunta, aunque entre sus autores de cabecera destaca a Ken Follet. En especial, las novelas La Caída de los Gigantes, El Invierno del Mundo y El Umbral de la Eternidad. Y siempre tiene entre manos algún libro filosófico.