Ensayo

El budismo de Occidente

Frédérik Lenoir

21 junio, 2000 02:00

Seix Barral. Barcelona, 2000. 319 páginas, 2.800 pesetas

Seix Barral ha inaugurado una nueva colección que responde a lo que solemos entender por pensamiento inspirado, es decir, aquel sustentado en una tradición suficientemente decantada, abierto a los nuevos tiempos.

Dentro de esta colección han aparecido varios volúmenes, como el Diccionario de la ignorancia, dirigido por Michel Cazenave, que atiende al conocimiento científico de vanguardia. O el monográfico dedicado a Los cínicos, del que han sido editores R. Bracht y M. Goulet. Se publica también en esta nueva colección El budismo en Occidente de Frédéric Lenoir en el que se nos presenta de manera muy clara y fundamentada uno de los temas más misteriosos y más sugestivos de nuestra cultura occidental: el de su dependencia del pensamiento oriental y, muy en concreto, del budismo.

Al tratar este tema siempre han caminado los estudiosos occidentales como sobre ascuas, cuando, ya desde los tiempos de la Grecia clásica y su relación con la India budista, no han faltado las conexiones. La sucesión de contactos son innumerables, hasta desembocar en el desmesurado interés que hoy se siente por determinadas prácticas de la cultura oriental y por el budismo. Lenoir, que dirigió en su día la Encyclopédie des religions, no hace otra cosa que seguir cronológivcamente ese fecundo y tantas veces subterráneo diálogo entre Oriente y Occidente, centrándolo en la influencia del budismo.

Pero, más allá de su afán preponderantemente cronológico y recopilador está la atención que presta a los grandes encuentros del presente siglo de Occidente con el budismo, bajo formas que él reconoce como "esoterismo y modernismo búdico" y "los nuevos discípulos"; o de movimientos como la "beat generation", la contracultura, el cristianismo que aprende en el zen, las prácticas de meditación...

Al fondo, se halla siempre la búsqueda -tan clara en el siglo que se avecina- de una nueva forma de humanismo, de eso que Lenor llama "el triunfo de una religión moderna" que crece y se difunde más en sus coincidencias que en lo que separa, más en la fuerza del amor y en una reconciliación definitiva entre los pueblos que en el alzar muros y fronteras entre ellos, sus ideas y, sobre todo, entre sus religiones.