Lacan y la razón postmoderna
Jorge Alemán
11 abril, 2001 02:00Como en todos sus libros, Jorge Alemán es una gran y notable excepción. Es uno de los escasos psicoanalistas que se acerca en España a la filosofía con una actitud verdaderamente filosófica, sin por ello renunciar nunca a su condición vocacional de psicoanalista
Jorge Alemán va mostrando el curso de estas relaciones tensas. Esa suerte de tensión es mucho; mucho más que la simple ignorancia o la condena inquisitorial; o que el frívolo desinterés tan generalizado entre intelectuales del mundo cultural español, donde el psicoanálisis halla unas resistencias verdaderamente llamativas.
Yo mismo reconozco que mi de-sengaño con la filosofía surgida a partir del estructuralismo vino, sobre todo, por libros del estilo del Anti-Edipo de Deleuze-Guattari, o del poco convincente modo de afrontar la sexualidad por parte de Foucault, o también del prurito desconstructor frente una práctica mucho más rica que la búsqueda obsesiva de letras o grammas extraviados, al modo de Derrida.
Jorge Alemán es, en este libro, y en todos los suyos, una grande y notable excepción. Es quizás, aquí en España, uno de los escasos psicoanalistas que se acercan a la filosofía con una actitud verdaderamente filosófica; sin por ello renunciar nunca a su condición vocacional y profesional de psicoanalista. El resultado de esa actitud tan madura y tan bien combinada está a la vista, tanto en sus escritos como en sus intervenciones públicas. La teoría y práctica cruzada de filosofía y psicoanálisis de Alemán constituye un hito que ayuda a aproximar de forma realmente sugestiva a la filosofía con el psicoanálisis (y viceversa).
Tengo experiencia de ello, pues llevo tres años realizando con Alemán y con un grupo amplio y complejo de buenos profesionales (artistas, filósofos, psicoanalistas, etc.) un seminario en el cual esa experiencia de diálogo se ha producido del modo más natural. Y es que Jorge Alemán indaga, sobre todo, en una cuestión crucial (por limítrofe y fronteriza): el gozne que articula lo que Freud llamaba "pulsión" con el sentido. En el límite (conjuntivo/disyuntivo) entre pulsión y sentido se instala su reflexión, acompañada de Freud y de Lacan, pero también del pensamiento filosófico actual; el que quizás avanza o puede avanzar sobre las limitaciones de la propia razón postmoderna.