Irene Lozano. Por Julián Jaén

Es fácil encontrar la brillante prosa de Irene Lozano (Madrid, 1971). Abc o Estrella Digital, entre otros medios, publican con frecuencia sus arriesgados artículos en los que tanto combate ideas como zurra a políticos de la talla de Rodríguez Zapatero o a instituciones como la Conferencia Episcopal. En el 2005 obtuvo el premio Espasa de Ensayo con Lenguas en guerra, en el que criticaba la instrumentalización de la lengua desde los partidos nacionalistas. Del resto de sus libros cabe destacar la biografía de la anarquista Federica Montseny (1905-1994).

En esta entrega, Irene Lozano ha preparado un texto, subtitulado "La falta de ideas de la izquierda en la crisis actual", que comienza con un ataque frontal a lo que de un modo u otro se viene entendiendo como la izquierda. La primera de las tres partes que engarzan este volumen, "La izquierda aturdida" se inicia situando "la obsesión por la pureza" en el núcleo en torno al cual se articularán las distintas tipologías del izquierdismo. El "izquierdista conspicuo", ejemplificado en el "viejo revolucionario sandinista", el "izquierdista aturdido" o el "lunático" forman un racimo que cuando atrapa el poder se reconvierte en la "izquierda sensacionalista", caracterizada por su empleo de una retórica social de tintes emocionales no exentos de grandiosa banalidad. Se cierra esta primera parte con una tesis recurrente a lo largo de toda la obra: la izquierda ha olvidado, incluso traicionado, los ideales de la Ilustración.

El segundo tramo, "El progreso y la igualdad", arranca con un elogio del ensayista como pensador contrapuesto al experto, que la autora ve como una figura autoritaria. Más allá de esta digresión innecesaria y a la defensiva, toda vez que Irene Lozano se autopresenta constantemente como ensayista, el peso de la crítica a la izquierda se coloca en el olvido de la idea de igualdad. La desigualdad, según el índice de Gini, ha aumentado en España y en otros países y, en opinión de Irene Lozano, ahí está la "raíz común" de males sociales como la pobreza o la delincuencia juvenil.

"La crisis" es el acto tercero y, como no podía ser de otra manera, comienza reflexionando en torno al poder y al dinero. "El poder ha enloquecido" es el santo y seña con el que Irene Lozano arremete contra lo que considera el origen de la actual crisis económica: la alianza del poder político con los bancos. Añádase el desprecio al sentido común por parte del crecimiento especulativo de los últimos años y llegaremos a la "extorsión del capital invisible", inspirada en el pensamiento norteamericano ultraconservador de los Irving Kristol y Leo Strauss. El resultado final es para Irene Lozano el secuestro de los estados a manos de dicho "capital invisible" y, curiosamente, la desaparición del intelectual independiente.

El primer acierto de este volumen es su crítica a una izquierda que por su posición hegemónica en grandes sectores de la cultura o de la educación universitaria tiene mucha responsabilidad en lo que está pasando. Por otro lado, la excelente y atrevida escritura de Lozano es un placer. Hay que añadir que la autora filetea en su texto argumentos autobiográficos y va plantando aquí y allá textos de sus autores favoritos con los que establece un diálogo que pese a su buena intención quita ritmo y cansa un tanto.