Image: Naturaleza patria / Ciencia y sentimiento de la Naturaleza del regeneracionismo

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Ensayo

Naturaleza patria / Ciencia y sentimiento de la Naturaleza del regeneracionismo

Santos Casado de Otaola

19 febrero, 2010 01:00

Panorámica de la Sierra de Gredos

Marcial Pons. Mardrid, 2010. 384 páginas, 23 euros


No hay muchos estudios que se propongan frontalmente el reto de evaluar en sus múltiples vertientes el papel de la naturaleza en la cultura española contemporánea. Podría afirmarse que el medio natural ha sido en nuestro caso el gran olvidado o postergado en los distintos análisis de la conformación ideológica y política de la nación, entendiendo ésta en el sentido complejo que hoy mantenemos, tanto en España como en otros países de larga trayectoria histórica. Se ha otorgado, por ejemplo, más importancia a la construcción de un pasado -la representación histórica- o a la función articuladora que desempeñaron la literatura o las artes que a la percepción del entorno físico, entendido en su doble sentido de marco geográfico y ámbito vivencial, es decir, las dos acepciones fundamentales del término paisaje. Y ello es así en manifiesta contradicción con la importancia objetiva que desempeña este concepto, el paisaje, en los grandes movimientos ideológicos recientes: enfatiza en este sentido el autor desde las primeras páginasdel libro que "si hay un elemento que aparezca en forma reiterada en el imaginario del regeneracionismo -corriente en la que se centra este estudio- ése es precisamente la naturaleza".

La mencionada carencia bibliográfica sobre este tema no significa que no exista un importante número de aportaciones parciales, centradas sobre todo en la vertiente literaria (L. Litvak), artística (J. Maderuelo), geográfica (J. Mateu, J. Nogué) o científica (J. Gómez Mendoza) y hasta un núcleo de esforzados estudiosos, entre los que destacan el grupo de profesores vinculados a la Universidad Autónoma de Madrid liderado por E. Martínez de Pisón y N. Ortega, que se empeñan en dar continuidad a estas investigaciones pluridisciplinares en forma de "Seminario del Paisaje". De esta abundante bibliografía sobre el medio hispano y de otros volúmenes complementarios sobre países culturalmente cercanos se nutre precisamente el documentado trabajo de Casado, que aúna en su persona una doble faceta, la de biólogo e historiador de la ciencia, especialmente adecuada para un asunto como el que nos ocupa.

Y ello es así porque lo que nos ofrece en esta interesante contribución dicho autor es una perspectiva básicamente científica, que no pierde empero la oportunidad de añadir en los momentos precisos la nota literaria, artística o filosófica. No le falta razón por tanto cuando él mismo califica este ensayo de una mezcla de "historia de la ciencia" con otras dimensiones más amplias, como la historia intelectual, cultural o ambiental. Se trata en cualquier caso de establecer el marco adecuado para examinar una serie de temas (en torno a los "males de la patria", pero también con la vista puesta en sus riquezas y posibilidades) y, sobre todo, de poner el foco en aquellos autores concretos que hicieron del paisaje español el motivo fundamental de inspiración en sus actividades científicas y técnicas: Joaquín Costa, José Macpherson, Ignacio Bolívar, Casiano del Prado, Lucas Mallada o Hernández-Pacheco entre los más conocidos, pero también otros muchos profesionales ilustres, hoy injustamente olvidados o poco reconocidos.

¿Hay realmente una "vuelta a la naturaleza" en el período que aquí se considera (fines del XIX, comienzos del XX)? La consideración pormenorizada de las valoraciones intelectuales, las realizaciones prácticas y las propias iniciativas reformistas parecen conducir a una respuesta afirmativa. Pero no puede desconocerse que todo ello fue producto de una elite que se sintió aislada, incomprendida por el conjunto social y, a la postre, profundamente frustrada. Pese a todo, puede decirse que el sentimiento de la naturaleza constituyó una de las bases fundamentales del patriotismo regeneracionista, una nueva "reconquist" en palabras de Pedro Pidal, esta vez en forma de reencuentro con el propio territorio nacional. Durante unas décadas esas minorías selectas (de Giner a Besteiro) pensaron en efecto que el "amor a la naturaleza" sería la piedra filosofal -el estímulo cívico y educativo- que llevaría al país a una auténtica regeneración.