Forzando hasta límites extremos su habitual escritura vibrante y combativa, Tertsch entrega ahora un texto que, en la madurez de sus 52 años, ofrece, sin brida alguna, su opinión sobre la situación política y el papel que en ella juegan tanto El País como Prisa. Se abre Libelo contra la secta con una advertencia: "Este librito, un libelo en la vieja tradición, se puede tachar, descalificar o valorar también como un panfleto. No aspira a ser un análisis político". Perolo escrito por Tertsch sí es un análisis político. Lo es, porque aquí, como en el conjunto de su obra, la política, implicaciones morales incluidas, es el hilo conductor de su presencia mediática.
El primero de los 37 textos que componen este volumen describe su expulsión del Grupo Prisa tras veintidós años en el diario El País. Cesado Jesús Ceberio en la dirección del periódico, "la secta" al mando no tolera ni el contenido de sus columnas en el diario ni sus intervenciones en Onda Cero y en Telemadrid. La descripción del ambiente de la redacción y de la arquitectura jerárquica en la que se desenvuelve su trabajo es tan sincera como cruel. Al igual que en este primer texto, la crispación y el adjetivo descalificativo duro se mantienen hasta el último de los textos que, a modo de mosaico, van describiendo la penosa situación política y ética en la que se encuentra España a consecuencia del gobierno de Zapatero.
La alianza del gobierno con el nacionalismo conecta, en opinión de Tertsch, con el apoyo generacional de los jóvenes empeñados en denigrar el esfuerzo colectivo que supuso la Transición política. Dicho apoyo generacional tergiversa el papel de los combatientes en la Guerra Civil tal como el presidente Zapatero interpreta la muerte de su abuelo militar de carrera. Las transformaciones sociales puestas en marcha desde Moncloa requieren un relativismo moral destinado, según el autor, a producir un "páramo moral y cultural" capaz de desactivar toda exigencia de trascendencia. La supresión de ideas religiosas sería también una derivada encaminada a ir consolidando un dominio político de carácter tiránico.
Objeto de agresiones verbales y físicas, Hermann Tertsch ha construido un manifiesto encaminado a levantar a los españoles del estado de postración y desgracia que padecen desde el triunfo de José Luis Rodríguez Zapatero en las elecciones, primero del 2004 y, después, hecho insólito, del 2008. Lo que ya no le queda claro al lector es si para mantener sus tesis el autor necesita el constante recurso a la descalificación personal y a la sal gorda.