La reinvención de la política. Obama, Internet y la nueva esfera política
Diego beas
25 febrero, 2011 01:00Diego Beas. Mark Wilson
Desde que hace medio siglo Kennedy se impuso en un debate televisivo frente a un Nixon que dio muy bien en la radio pero que en pantalla se mostró visiblemente inseguro, la televisión ha sido la reina de las campañas electorales. En Estados Unidos ello había conducido a la lamentable situación de que unos carísimos anuncios de treinta segundos eran el arma política decisiva, con lo que el ciudadano se convertía en un ser pasivo, manipulado por especialistas en publicidad. Frente a ello Internet representa un medio mucho más libre, plural, difuso, caótico e interactivo, potencialmente mucho más favorable a un debate político real. Así como la televisión destronó a los mítines, ella misma está condenada. Entramos en el mundo de los blogs y los correos electrónicos, de Facebook,de Twitter y de Youtube. La principal y esperanzadora diferencia es que ahora existe mucha más posibilidad de iniciativas desde abajo.
Beas recorre la breve historia de las movilizaciones políticas mediante Internet en Estados Unidos. En 1998 dos empresarios retirados que habían hecho una pequeña fortuna en el negocio del software -su gran éxito fue un salvapantallas- y estaban hartos del acoso a Clinton por sus prácticas sexuales en la Casa Blanca, lanzaron la campaña MoveOn, que dio origen a una influyente organización cuyo momento de gloria llegó con las movilizaciones mundiales contra la guerra de Irak. En las primarias del año 2000, el republicano John McCain fue el primer candidato que demostró las posibilidades de Internet para la recaudación de fondos y cuatro años después el demócrata Howard Dean empleó a fondo los recursos que ofrecía la red, aunque significativamente fracasó, al igual que McCain, en lograr la nominación. Así, la primera victoria electoral fraguada en Internet fue la de Obama en las elecciones de 2008.
El encuentro decisivo entre el entonces apenas conocido senador Obama y el mundo de las nuevas tecnologías se produjo en el otoño de 2007, cuando visitó la mítica sede de Google en Silicon Valley. Fue un flechazo mutuo y la campaña de Obama tuvo bastante parecido con el lanzamiento de una start-up, una de esas jóvenes empresas que logran financiación gracias a los proyectos innovadores de quienes las fundan. De hecho la campaña de Obama recaudó muchísimo dinero y además lo hizo al margen de los cauces tradicionales, mediante millones de pequeños donativos en Internet, pero sobre todo desarrolló una amplia gama de instrumentos para la movilización de los electores. Había nacido una nueva manera de hacer política y el siguiente desafío, tras el triunfo electoral, era explotar más a fondo las nuevas tecnologías en las tareas de gobierno. Para ello Obama designó a sendos responsables de innovación tecnológica e información con la misión de hacer al gobierno a la vez más eficiente y más abierto, de sacar partido a la información no compartida que permanece inerte y de hacer más transparente la toma de decisiones y la rendición de cuentas. Para comprobar cómo marcha a día de hoy el proceso de poner a disposición de todos las estadísticas del gobierno estadounidense basta con teclear en el navegador Data.gov. Pero tanta o más importancia como las iniciativas gubernamentales tiene la revitalización de la democracia a través de la participación ciudadana que Internet ofrece. La era de los espectadores pasivos toca a su fin.