David Solar. Foto: Bernardo Díaz

Espasa. Madrid, 2011. 608 páginas, 29'90 euros



David Solar (Noja, Cantabria, 1943) ha desarrollado una actividad profesional centrada en buena medida en el periodismo histórico. Pero su amor por el conocimiento del pasado le ha llevado más lejos, convirtiéndole en un especialista en determinados periodos de la historia del siglo XX, como el nazismo y la segunda guerra mundial o los conflictos entre Israel y Palestina. Ahora nos ofrece un trabajo ciclópeo, por su concepción ambiciosa y su envergadura, sobre la Prehistoria y la Historia Antigua.



Una historia distinta a las habituales, que pretende contar el pasado más remoto de la humanidad de una forma nueva, y en buena medida lo consigue, evitando además el riesgo fácil de caer en lo anecdótico o quedarse en una visión superficial. Ciertamente, no se basa en investigaciones propias, ni pretende hacerlo, sino en lo que ha constituido su campo específico de actuación: la divulgación de los conocimientos de los numerosos expertos que ha consultado, la reflexión y puesta en orden de los muchos saberes adquiridos en sus vastas lecturas. Para ello, cuenta con una notable capacidad de síntesis y con algo más, propio seguramente de su condición de periodista: la habilidad para dar actualidad al relato, para hacerle atractivo al lector, para "engancharle" con la vivacidad de su pluma… El resultado es una descripción apasionante, y al propio tiempo enciclopédica, que abarca desde los primeros homínidos y los orígenes del hombre hasta el fin del mundo antiguo, y que no se limita, como es frecuente, a las civilizaciones del entorno del Mediterráneo, sino que atiende asimismo, en las páginas finales, al resto de los espacios del planeta. En su relato, utiliza bibliografía y fuentes históricas, pero también la mitología y las grandes creaciones literarias. Además, sabe mezclar hábilmente el análisis de las civilizaciones que estudia con las excavaciones recientes en las que se puso de manifiesto el esplendor de muchas de ellas.



Así, por poner un ejemplo significativo, el Egipto de Tutankamon se nos revela paralelamente a través de la emoción de los descubridores de su tumba y de los resultados proporcionados por los estudios académicos. Ésa -sazonada con su habilidad de buen narradores probablemente la mayor originalidad de su forma de "contarnos" la historia más remota de nuestro mundo.



En cierto momento, hablando de David y Salomón, (p. 252) afirma que "la historia importante no es la que realmente ocurrió, sino la que ha trascendido, la que ha ejercido su influencia a lo largo de tres milenios". Obviamente, no puedo estar de acuerdo con tal aserto -y creo que él tampoco- pues la labor de los historiadores es precisamente la de depurar lo que realmente ocurrió de las muchas leyendas y adherencias, como, por otra parte, lo hace él durante todo el libro, cuando interpreta fenómenos como el diluvio universal, la huida de los israelitas a través del mar Rojo, o tantos otros hechos "prodigiosos". Otra cosa es la importancia y el formidable influjo histórico de determinadas tradiciones. Sí quisiera señalar también que, en una obra tan amplia y ambiciosa, destinada esencialmente al gran público, se echa de menos un diagrama cronológico, así como la apoyatura gráfica de mapas y otros elementos que facilitaran la tarea de comprensión del lector. Pero eso es cosa de la editorial, pues el autor hace todo lo posible por hacerse entender de forma fácil y agradable.