Traducción de Silvia Furió. Crítica. 490 pp., 28'90 euros



Nacido en 1917, el año de la revolución rusa, el británico Eric Hobs bawm no es sólo uno de los más veteranos historiadores de hoy, sino también uno de los más prestigiosos, tanto por sus sólidas investigaciones sobre la historia social de la Inglaterra decimonónica como por sus bien escritas obras de divulgación. Su carrera está vinculada a la que quizá haya sido la más brillante escuela historiográfica marxista, la que surgió del Grupo de Historiadores del Partido Comunista de Gran Bretaña, cuyos miembros fundaron en 1952 la influyente revista Past and Present. A diferencia de la mayoría de sus colegas historiadores, no abandonó el PC tras la invasión de Hungría en 1956, pero se mostró muy crítico hacia la política soviética desde entonces. Hoy, un tanto desanimado por el rumbo que ha tomado el mundo tras el hundimiento del comunismo, sigue siendo una de las grandes figuras de la izquierda intelectual.



En Cómo cambiar el mundo Hobsbawm ha recopilado 16 ensayos sobre la historia del marxismo escritos a lo largo de medio siglo, entre 1956 y 2009. No se trata por tanto de una historia sistemática del marxismo y, como suele ocurrir en este tipo de obras, unos ensayos presentan mayor interés que otros. Aunque no es para nada probable que su influencia en el siglo XXI se aproxime ni de lejos a la que tuvo en el XX, Karl Marx (1818-1883) ha sido sin duda uno de los intelectuales que más impacto ha tenido en la historia de la humanidad, sin duda porque, a su modo, fue también un profeta. En palabras de Hobsbawm, no fue sólo un analista de las tendencias del capitalismo, sino que ofreció "una esperanza histórica, expresada con una pasión enormemente profética y en términos de una filosofía derivada de Hegel, del eterno anhelo humano de una sociedad perfecta, que se alcanzaría a través del proletariado". Podríamos decir que el marxismo ha sido una religión laica de salvación y también que el paraíso en la tierra que anunció se convirtió en una pesadilla en manos de tiranos como Stalin, Mao y Pol Pot. Pero no es la historia de las tiranías comunistas la que estudia Hobsbawm en Cómo cambiar el mundo, sino la historia intelectual del marxismo en Europa occidental.



De forma no muy sorprendente en un profeta, Marx no empezó a tener verdadero impacto hasta después de su muerte, es decir desde finales del siglo XIX y sobre todo a partir de la revolución de 1917. Y aunque casi la mitad de Cómo cambiar el mundo está dedicada a analizar la obra del propio Marx y de Friedrich Engels (acerca del cual se ha publicado recientemente una magnífica biografía de Tristam Hunt: El gentleman comunista), los ensayos en mi opinión más interesantes son los dedicados a los intelectuales marxistas de Occidente a partir de 1929. En los años 30, en que el capitalismo quedó desacreditado por la Gran Depresión, el propio Hobsbawm y muchos otros jóvenes intelectuales vieron en el comunismo la gran esperanza frente a la barbarie fascista. Más tarde, en los años 50, 60 y 70, se produjo la gran eclosión del marxismo intelectual en Occidente, al compás de la expansión del sistema educativo. Pera a partir de los años 80, el marxismo ha entrado en una crisis aparentemente terminal, que implica no sólo el hundimiento de sus variantes comunistas, herederas del leninismo, sino también la virtual desaparición de su versión gradualista, es decir socialdemócrata, la que mayor importancia había llegado a tener en Europa occidental.



Por supuesto, sigue habiendo partidos socialdemócratas pero, como observa Hobsbawm, en el último cuarto de siglo ninguno de sus líderes ha declarado que el capitalismo como tal sea inaceptable, sino que tratan de hacerlo más eficaz. No era esta la propuesta de Marx.