Banco de España, 2011. 352 páginas, 24 euros.

No debe considerarse este libro propiamente de historia económica, monetaria o financiera, aunque su objeto sea la institución que, en nuestro país, tuvo entre sus cometidos, hasta hace doce años, la emisión de billetes, la regulación de las restantes variables monetarias, la supervisión de las entidades de crédito y la función de banco de bancos, o de prestamista en última instancia: el tercer banco emisor más antiguo de Europa. Hoy, como es sabido, la mayor parte de todas estas competencias -salvo la supervisora, que sigue ejerciendo el Banco de España- corresponden al Banco Central Europeo y al Sistema de Bancos Europeos pertenecientes a la Eurozona. El Banco de España desde dentro es, sobre todo, la historia de una institución oficial, que no gubernamental y ni siquiera pública -tuvo accionistas privados hasta hace cincuenta años-, pero que nació con la misión de apoyar el crédito del Tesoro Público y difundir el papel moneda. Muy a finales del siglo XX, se puso definitivamente fin a la prestación de crédito al Estado por el Banco de España y éste vio legalmente reconocida su autonomía respecto del gobierno. Atrás quedaba una historia de más de doscientos años.



Teresa Tortella trata en este libro de las transformaciones que dicha institución ha experimentado a lo largo de su existencia, de los departamentos que lo han conformado en sus diversas épocas, de los distintos edificios que fueron o son su sede, de su eminente patrimonio artístico y documental y de las personas que han regido sus destinos. Es preciso subrayar que la autora de este libro no sólo es historiadora, sino además archivera. Durante muchos años ha sido la directora del archivo del Banco de España, lo que le ha permitido acumular una información ingente sobre dicha institución para verterla en estas páginas, cosa que hace con orden, amenidad y sencillez, atractivos a los que ayudan eficazmente las numerosas ilustraciones de que consta el libro. No es este el primero que escribe; antes dio a la imprenta numerosas publicaciones importantes, entre ellas un Índice de primitivos accionistas del Banco Nacional de San Carlos (1986) y la excelente Una guía de fuentes sobre inversiones extranjeras en España, 1780-1914 (2000). Además, Teresa Tortella se ha empeñado en una misión benemérita, infundir entre las empresas españolas el interés por la preservación de los propios documentos, sin los cuales la investigación histórica es imposible. No es tarea fácil, ya que al desinterés y al propio coste de la conservación de los papeles se unen los múltiples avatares por que atraviesan las empresas, como disoluciones o fusiones, circunstancias que favorecen la destrucción, la pérdida o la deslocalización de documentos antiguos. Pero no es tarea imposible; cada vez hay más empresas -y también familias- que mantienen archivos y permiten, e incluso estimulan, su consulta por los especialistas. El Banco de España, con Teresa Tortella al frente de su archivo, ha sido un ejemplo en este sentido.



En las páginas de El Banco de España desde dentro se descubren circunstancias muy singulares, como el olvido en que cayeron durante muchos años los retratos de los primeros directores del Banco Nacional de San Carlos -así se llamó el Banco de España en su primera época, de 1782 a 1829- que hizo el entonces joven pintor Francisco de Goya. Los cuadros de Goya fueron rescatados del menosprecio por un interesante personaje que prestó sus servicios en diferentes niveles y ocupaciones en el Banco de España, hasta ser subgobernador del mismo en 1912, Francisco Belda, marqués de Cabra, quien además de sus conocimientos financieros y jurídicos, también los tenía artísticos, siendo él mismo un apreciable retratista. Muchos son las personas relevantes implicadas en el Banco de España: entre ellos, el fundador del Banco de San Carlos, el ilustrado financiero Francisco Cabarrús; Ramón Santillán, primer gobernador del Banco desde 1849; Juan Sardá, decisivo autor intelectual del Plan de Estabilización de 1959, y Luis Ángel Rojo, desde 1970 de modo sucesivo director del Servicio de Estudios, subgobernador y gobernador, que logró la autonomía de la institución, para posteriormente encaminarla al euro. Pedro Tedde de Lorca