Salvador Dalí y Federico García Lorca
Según se indica en la portada, la edición corresponde a Víctor Fernández y Rafael Santos Torroella (1914-2002). Sin embargo, es el primero quien firma el prólogo, además de anotar algunas de las cartas, las identificadas con las iniciales VF, que hacen referencia fundamentalmente -aunque no todas- a las misivas de Lorca. De Santos Torroella se utilizan las anotaciones del mencionado epistolario Salvador Dalí escribe a Federico García Lorca, que se identifican con la rúbrica RST. En su prólogo, el propio Víctor Fernández expresa su sincero reconocimiento y admiración hacia la figura de Santos Torroella, uno de los especialistas más importantes de Dalí. Sin embargo, no se acaba de ver claro la corresponsabilidad en la edición de uno y otro. Más aún, hay puntos conflictivos y ambigüedades: las notas de Santos Torroella se han tomado sin la presentación ni la cronología del texto original, esto es, sin el aparato teórico que las clasificaba y contextualizaba. De este modo, la ordenación de la correspondencia, su rigurosa datación, el proemio, que es lo que justifica y da sentido a la labor del compilador, quedan soslayados en esta edición.
A finales de los ochenta, el que fuera impulsor de la Fundación García Lorca, Manuel Fernández-Montesinos (1932-2013), promovió la traducción al francés de la edición de las cartas de Dalí a Lorca de Santos Torroella, incluyendo las notas, pero sin la presentación ni la cronología del historiador. Éste desestimó y desaprobó esa versión, acaso porque se hizo sin su autorización, pero también porque entendía que su estudio conformaba una unidad y, huérfano de justificación teórica, quedaba invalidado.
Equívocos, en suma. Algunos creemos que se deben a lapsus tipográficos, como el caso de dos cartas de García Lorca a Dalí (la de Barcelona del 31 de julio de 1927 y la de Lanjarón de agosto de 1927) que aparecen anotadas con las iniciales VF, pero que en realidad corresponden a Santos Torroella. La última de ellas, de la cual sólo se conserva una copia mecanografiada por el mismo Santos, que fue quien la dio a conocer, termina: "Yo te recuerdo -escribe García Lorca a Salvador Dalí- Te recuerdo siempre. Te recuerdo demasiado. Me parece que tengo una cálida moneda de oro en la mano y no la puedo soltar. Pero tampoco quiero soltarla, hijito. Tengo que pensar que eres feísimo para quererte más". Hermosa carta que causó un gran impacto en los círculos lorquianos y dalinianos cuando el historiador la leyó en la Université Lumière de Lyon en el lejano 1988.