Mahmud Traoré

Traducción de Beatriz Moreno, Pepitas de calabaza, 2014. 288 pp., 22 euros.

Esta es la apasionante historia de un chico joven, sano, bien parecido y con instrucción escolar que el 17 de septiembre de 2002 decide buscar una vida mejor. Parte de Dakar, capital de Senegal, y tras un largo y penoso viaje, el 29 de septiembre de 2005 organiza y participa en un asalto masivo a la doble valla de alambradas que protege Ceuta. Unos 600 inmigrantes clandestinos, la mayoría subsaharianos, colocan más de cien escaleras y colapsan el sistema defensivo ceutí. La reacción de las fuerzas de seguridad españolas y marroquíes acaba implicando fuego real y, en consecuencia, muertos. Las televisiones de todo el mundo dan cuenta de un suceso trágico para muchos pero que para 176 personas, incluido nuestro protagonista, supone alcanzar el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes y con ello cruzar la cinta de llegada y dar el salto a España o a otros países de la Unión Europea.



Mahmud Traoré nació en Temanto, un pueblo de la zona de Casamance, a un paso de la frontera entre Guinea-Bissau y Guinea-Conakry. Todavía adolescente es enviado por su familia a la capital. En Dakar debe ir al liceo y aprender un oficio. Acogido en casa de su tío Mamadú, vive como si fuera un hijo. Deja pronto los estudios y entra de aprendiz en un taller de carpintería. Entretanto, un amigo de su pueblo, Bambo Sané, le va llenando la cabeza con el deseo y la fantasía de una vida mejor. En el imaginario creado por ambos emerge Costa de Marfil como un espacio de deseo y felicidad. Ambos pasan horas hablando en voz baja de una existencia nueva, repleta aventuras y de emoción.



Poner en marcha el deseo que han ido construyendo requiere el esfuerzo de un viaje que no es tan sencillo. Se trata de un traslado que implica dar un rodeo. Lo más corto para ir de Senegal a Costa de Marfil sería atravesar la peligrosa e insegura Guinea, pero Traoré y su amigo prefieren con acierto tomar un autobús hasta Bamako, para desde ahí alcanzar el espacio de sus ensoñaciones. En la ajetreada estación de autobuses de la capital de Mali se vienen abajo sus sueños. Son informados del estallido de la guerra entre los marfileños del norte y del sur.



Desilusionados y confusos, el perfil de Europa toma cuerpo en un conflictivo horizonte de futuro. Volver atrás es difícil por no decir imposible. Está en juego el honor y la propia dignidad. Sólo una hermana de Traoré sabe de su viaje. El tío Mamadú le debe de estar esperando en casa. Así que hay que improvisar y seguir con la idea. Lo malo es que no llevan mucho dinero, y toman conciencia de que llegar a Europa es caro. Requiere pagar a las mafias que han convertido los movimientos migratorios en un buen negocio. El paso clandestino a la orilla norte del Mediterráneo es un lucrativo bisnes.



¿Cuál es el mejor camino para alcanzar Europa? Desechado Gao (Mali) por peligroso, Traoré se embarca en una ruta que sigue una gigantesca curva a través de Niamey y Agadez (Niger) y atraviesa Ghat, Sabha y Trípoli en Libia. Una vez allí hay que llegar a Argel por Gadamés y Uargla, y alcanzar Ceuta o Melilla requiere cruzar Maghnia. Un viaje de tres años que, en primer lugar, constituye una vívida cartografía que permite contemplar los espacios de un viaje por países que viven en formas y valores muy distintos. Un trayecto en el que los emigrantes deben agruparse por nacionalidades y afinidades para optimizar sus escasos recursos y defenderse de los numerosos chacales que acechan a los indefensos clandestinos.



Tras esta cartografía emergen los problemas inherentes a los movimientos migratorios y, en concreto, a la situación creada en torno a Ceuta y Melilla. Quien quiera saber de primera mano lo que sucede a ambos lados de la alambrada tiene aquí su libro. Un texto que es en realidad una historia oral recogida en febrero de 2010 en Sevilla en una serie de conversaciones entre Traoré y Sonia Retamero. Posteriormente Bruno Le Dantec (Marsella, 1960), periodista y escritor, dio forma a la transcripción en francés. De la versión al español sólo cabe decir que es excelente.