De los neandertales a los neoliberales. Una historia marxista del mundo
Neil Faulkner
30 mayo, 2014 02:00No hay ficción marxista que este libro no repita acríticamente, desde la lucha de clases como "motor de la historia" hasta el poder omnímodo de las empresas, "repartiéndose el mercado y fijando el volumen de producción, los precios y los beneficios". Ya les gustaría, ya.
Si el socialismo tiene problemas es porque no se ha aplicado a la vez en todo el mundo, vieja consigna que, a tenor de la experiencia, cabe temblar por si alguna vez se concreta.
Lo que se concretó, en cambio, fue la admirable Revolución Francesa. ¿Guillotina? Qué le vamos a hacer: "La pena de muerte era necesaria para desalentar el activismo contrarrevolucionario".
Salva también Faulkner a Lenin y Trotski, como si no hubiese habido campos de concentración comunistas antes de Stalin. En tiempos más recientes, sus héroes son el Ché Guevara y Hugo Chávez. ¿Y el propio Stalin? Agárrese: es "conservador" y "centrista". En cambio, son reprochados Salvador Allende por "moderado" y Ghandi por su "dirección liberal vacilante". Sobre las monstruosas matanzas de trabajadores perpetradas por los comunistas en nombre del comunismo y con los principios del comunismo, la solución es sencilla: no eran comunistas sino "estalinistas" o, agárrese otra vez, "capitalistas". De verdad. Dice que la Unión Soviéica era capitalista, Cuba es capitalista y China es capitalista y ¡neoliberal! Y la carnicería de los Jemeres Rojos fue culpa (agárrese bien, en serio) de...¡Estados Unidos! Y así, todo.
La Iglesia Católica se fastidió por culpa de San Pablo y su "ideología conservadora". Los musulmanes son respetuosos con las mujeres y los Hermanos Musulmanes son "relativamente liberales". Y, en fin, Tiberio Sempronio Graco "fue asesinado por una banda de derechas".