Owen Jones. Foto: Geoffrey Swaine

Traducción de Javier Calvo. Seix Barral, 2015. 480 páginas, 19'90€

Nacido en Sheffield en 1984, Owen Jones se crió en los alrededores de Manchester en una familia de clase media baja. Gay y "cuarta generación socialista", como él mismo se autopresenta, se graduó en Historia en University College, uno de los mejores centros académicos de la Universidad de Oxford, y posteriormente acabó un máster en historia americana. Columnista en The Guardian, el magnífico diario británico de la izquierda laborista, en 2011 tuvo un golpe de suerte con la publicación de su primer libro, Chavs. La demonización de la clase obrera, traducido en España por Capitán Swing en 2012.



Chavs comenzaba poniendo al lector en un escenario un tanto cómico pero muy potente: en un grupo de amigos, todos ellos bien situados profesional y socialmente, alguien hace un chiste sobre chavs y todos ríen la gracia con desprecio. Chav es un término de la cultura obrera británica y viene a ser una mezcla de cani o choni pero con un matiz más violento: jóvenes que no pueden vivir sin ciertas marcas, que tienen pitbulls y andan armando bronca. A partir de ese marco, Jones retrata el proceso de demonización de la clase obrera británica y establece una relación causal entre el enriquecimiento de unos pocos y el empobrecimiento de gran parte de la población del Reino Unido tras la crisis de 2008.



Publicado el año pasado en Reino Unido, El establishment viene a ser la continuación de Chavs, la otra cara de la moneda. El foco se pone ahora en el "establishment", término que, como Jones señala al inicio de su texto, comenzó a utilizarse en 1955 cuando un periodista llamado Henry Fairlie publicó una serie de artículos en los que se quejaba de la protección oficial con la que se había tapado la huida a la Unión Soviética de los espías que, desde el Ministerio de Asuntos Exteriores, trabajaban para la inteligencia británica y pasaban información a los soviéticos. El establishment descrito por Fairlie comprendía una red de gente muy diversa, desde el primer ministro al arzobispo de Canterbury pasando por el director general de la BBC o el director del Times Literary Supplement.



Apoyándose en Fairlie, lo que ahora presenta Owen Jones es un cuadro más definido. Para empezar pasa la lupa a la economía y se detiene en los intereses económicos compartidos por las grandes empresas, las élites financieras y el poder político. Tras ello, Jones se adentra en algo tan arriesgado como fascinante: afirma nada menos que existe una mentalidad común entre los componentes del establishment que cohesiona a sus integrantes y les proporciona unidad y fuerza. Por último, asevera que la flor y nata de la sociedad británica es muy flexible y sabe adaptarse a los cambios impuestos por el flujo del devenir.



Para preparar este volumen, Jones ha investigado las instituciones cruciales del establishment y para ello ha tenido que entrevistar a líderes muy diversos. De dichas entrevistas emerge un contenido humano que da calor y viveza a un texto que se lee con rapidez y con la emoción de encontrar personas delante y detrás de un conflicto que, en su opinión no tiene más salida que una revolución democrática. La revolución democrática que devuelva Gran Bretaña a los británicos no debe partir de la ira sino de la inteligencia, y para ello es necesario entender el papel de los "escuderos": think tanks, departamentos universitarios, periodistas, intelectuales o policías que contribuyeron a la consolidación del establishment y que ahora deben restaurar la democracia.



Tras la crisis de 2008 se ha consolidado el ensayo político de izquierdas. Entre una bibliografía sobre la crisis y sus consecuencias, que ya comienza a ser abundante, destaca el éxito de La casta, con más de treinta ediciones desde 2008. Escrito por Sergio Rizzo y Gian A. Stella, dos periodistas del Corriere Della Sera, acaba de ser vertido al español en Capitán Swing con prólogos de Íñigo Errejón y Enric Juliana. El objetivo central de sus autores es desvelar los desmesurados privilegios de políticos y funcionarios. A título de ejemplo, las páginas en las que cifran en 260.000 euros el coste de las bonitas y personalizadas agendas encargadas por el Senado para sus miembros.



El clamor contra los brahmanes es cada día más evidente. Existe preocupación y que una editorial como Seix Barral (Grupo Planeta) le haya arrebatado a Capitán Swing el libro de Jones muestra un interés que en buena medida queda reflejado en la reseña de Precariado, un volumen también de éxito mundial debido a Guy Standing y reseñado ya en estas páginas.