José Manuel García-Margallo. Foto: Junta de Andalucía
No corren buenos tiempos para Europa. El auge del nacionalismo, el populismo y la xenofobia, la desconfianza hacia el libre comercio y la cooperación internacional, la ingenua creencia en que el aislamiento y el proteccionismo nos darían mayor bienestar, son tendencias que van directamente en contra de los principios sobre los que, hace más de medio siglo, se fundó el proyecto europeo.Podemos rendirnos ante ellas y resignarnos al fracaso del proyecto, pero también podemos relanzarlo, como proponen en un libro escrito deprisa, con la urgencia de alzar su voz en favor de un ideal amenazado, José Manuel García-Margallo y Fernado Eguidazu, que han ejercido como ministro de Asuntos Exteriores y como secretario de Estado para la Unión Europea.
Europa y el porvenir no aborda toda la problemática actual de la Unión Europea. Deja fuera dos temas fundamentales sobre los cuales la incógnita que representa el nuevo presidente de los Estados Unidos arroja sombras de incertidumbre: el de la defensa europea, en un momento en que el aventurerismo del presidente ruso crea una profunda inquietud, y el de las relaciones comerciales, con un tratado de comercio transatlántico que habría supuesto un gran estímulo económico al que por ahora habrá que renunciar.
El tema en que se centran, sin duda crucial y especialmente relevante en una España que empieza a salir de los duros años del ajuste presupuestario, es de cómo preservar el Estado de bienestar europeo, amenazado por el envejecimiento de la población y por la competencia de los países emergentes. Para lo cual es indispensable aumentar la competitividad económica europea.
A lo largo de seis capítulos, en los que ofrecen al lector una cantidad importante de datos, García-Margallo y Eguidazu pasan revista a los problemas relacionados con el envejecimiento de la población, el mercado laboral, el sistema de protección social, la unión económica y monetaria, la necesidad de un mercado europeo de servicios financieros y la también necesaria armonización fiscal. Concluyen con la presentación de unas cuantas ideas fundamentales. La población europea envejece, como consecuencia del aumento de la esperanza de vida y de la caída de la natalidad. Ello implica un considerable aumento del gasto en pensiones y en sanidad. La situación se agrava porque el porcentaje de población empleada es bajo.
Todo lo cual plantea el problema de la sostenibilidad del Estado del bienestar, que hay que afrontar desde una perspectiva europea. Será necesaria una moderación del crecimiento del gasto público y un mejor equilibrio entre el papel del Estado y los servicios privados. Y habrá que abordar una reforma fiscal que refuerce la lucha contra el fraude y que sustituya los impuestos sobre el trabajo que representan las cotizaciones sociales por impuestos indirectos, especialmente el IVA. Toda una hoja de ruta para una reforma económica y social sin la cual Europa difícilmente evitará el estancamiento que últimamente nos acecha.