Júpiter fotografiado por el Hubble. Foto: NASA

Traducción de Pablo Duarte. Paidós. Barcelona, 2017. 335 páginas. 24,95 €, Ebook: 13,29 €

Hace medio siglo, el futuro adoptaba la forma de una rugiente cosmonave rumbo a Júpiter. El porvenir se reflejaba en las cúpulas de las bases lunares y en los cascos de los astronautas que trajinaban en torno a enormes estaciones orbitales. Y el mañana se encarnaba en los colonos que hacían reverdecer el planeta Rojo, la nueva frontera. Hoy no tenemos claro qué nos depararán los años venideros, pero no cabe duda de que la conquista del espacio ha perdido su glamour y casi nadie espera de ella la solución a los problemas perentorios que afligen a nuestro planeta.



Digo casi nadie porque el astrofísico estadounidense Neil Degrasse Tyson (Bronx, 1958) sigue fiel a la visión que tanto sedujo a quienes formamos la vasta audiencia de los alunizajes de finales de los 60 y principios de los 70. Desde el programa de televisión Cosmos, cuya conducción heredó de Carl Sagan, se afana por avivar la llama encendida por la NASA en su etapa heroica. Una muestra de sus intervenciones se reúne en esta colección de entrevistas y artículos, Crónicas del Espacio.



De su lectura se sigue que DeGrasse Tyson no es un entusiasta ingenuo. De origen afroamericano, conoce bien el racismo y la misoginia del mundillo astronáutico en sus primeros tiempos; ni se engaña acerca de la disputa hegemónica implícita en la carrera a la Luna; y, sin embargo, nada enfría su inagotable confianza en los dones que el espacio puede derramar sobre Estados Unidos y la Humanidad, traducidos en avances científicos y técnicos.



Los textos se agrupan en tres apartados: ¿Por qué?, la justificación de la exploración espacial, con motivos tales como la búsqueda de vida extraterrestre y la prevención de asteroides "asesinos"; ¿Cómo?, un inventario de los recursos exigidos por la empresa, con detalle de métodos de propulsión como las velas solares y los motores fotónicos; y ¿Por qué no?, su refutación de las objeciones planteadas al enorme gasto que sus visiones entrañan. En conjunto, una apretada, convincente y didáctica exposición de la grandeza de la pesquisa astronómica y de los pros y contras de la astronáutica en términos científicos, militares y económicos, destacando una vehemente defensa de la superioridad de los programas tripulados a la hora de capturar la imaginación colectiva y resolver problemas inesperados frente a las económicas misiones robóticas.



La dependencia de estas piezas persuasivas de la actualidad y las vicisitudes coyunturales de la NASA y la política disminuye su interés para el lector español. Al mismo tiempo, le informan del declive en relevancia que la exploración espacial ha sufrido en Estados Unidos (para muestra, las idas y venidas de las distintas administraciones respecto de la misión a Marte) y, a la vez, del tirón que todavía conserva en sectores influyentes de la opinión pública y la clase política.



DeGrasse Tyson es uno de los divulgadores estadonidenses más populares. Director del planetario Hayden de Nueva York, se mueve como pez en el agua en el ecosistema mediático. De su destreza retórica dan cuenta los tuits, humoradas y frases ingeniosas que adoban el libro y su hábil presentación de las cifras del modo más conveniente a sus propósitos. Un atractivo adicional lo pone su destreza para vender dos mensajes centrales: 1) que un futuro dorado sigue aguardándonos allende la bóveda celestial, y 2) lo estratégica que es la inversión en investigación básica para el progreso de una nación.



Y se muestra tan elocuente que uno termina la lectura deseando que en España tuviéramos un comunicador tan dotado para persuadir a la ciudadanía y sus representantes de la urgente necesidad de aumentar los presupuestos de ciencia y educación.



@pablutti