Así vio Edvard Munch a Nietzsche (1906)
Avisaba ya Thomas Mann que quien tome a Nietzsche al pie de la letra, está perdido. Un apego excesivo a la literalidad de una frase o un único texto en un pensador tan consciente de la importancia del estilo para transmitir sus ideas, tan dado a poblar su escritura de paradojas, contradicciones y otros juegos de sentido, provoca incomprensión. Nietzsche requiere un trabajo paciente de rumia de sus textos para ser debidamente interpretado. De ahí la importancia de contar con una edición completa y filológicamente fiable de sus escritos.La ausencia de una edición en castellano de estas características favoreció el que en España se prolongase durante el pasado siglo un tipo de lectura de Nietzsche más ensayística que sistemática, menos interesada en la reconstrucción minuciosa de su pensamiento que en rentabilizar la eficacia intempestiva de algunas de sus ideas: una lectura propia de las primeras etapas de recepción de su obra, faltas aún de una edición crítica, libre de las manipulaciones de la hermana del filósofo y de editores poco escrupulosos. En los años setenta, esta lectura más ensayística tuvo su mejor floración en nuestro país con aportaciones como las de Eugenio Trías y Fernando Savater. Pero seguía faltando un trabajo concienzudo de análisis de textos poco conocidos y sin traducir, como la ingente cantidad de fragmentos póstumos.
De esa tarea se hizo cargo la siguiente generación, constituyendo al fin un sólido núcleo de investigación especializada sobre Nietzsche en España. A dicha generación pertenece Diego Sánchez Meca (Lorca, 1950), catedrático de historia de la filosofía en la UNED de Madrid y reputado estudioso del contexto filosófico de la modernidad. Sánchez Meca no es sólo uno de nuestros mejores conocedores del pensamiento nietzscheano, sino también quien mejor lo ha dado a conocer. Así lo acreditan sus excelentes monografías sobre este autor y su labor como responsable principal de las recientes ediciones de los Fragmentos póstumos y las Obras completas de Nietzsche en editorial Tecnos, que por fin han satisfecho aquella deuda pendiente con el lector hispanoparlante.
En este nuevo libro, una espléndida síntesis de la filosofía nietzscheana construida desde el nuevo marco hermenéutico posibilitado por el acceso a la totalidad de sus escritos, Sánchez Meca recopila los estudios introductorios de los cuatro volúmenes de Obras completas y los presenta de modo articulado y eficaz. Se añaden aquí muchas precisiones a la imagen estereotipada de Nietzsche como pensador-artista algo inconsistente y, profundizando en aspectos inéditos del corpus nietzscheano, se reconstruye un itinerario intelectual dotado de mayor coherencia de lo que hace suponer una escritura tan asistemática como la suya. Descubrimos así un joven Nietzsche muy interesado por la visión científica del mundo de los presocráticos antes de El nacimiento de la tragedia y de su fascinación por Schopenhauer y Wagner. Esto permite entender su crítica a estos maestros a partir de Humano, demasiado humano no como una conversión inesperada, según ha solido interpretarse, sino como la vuelta a un pensamiento propio acuñado previamente.
Descubrimos también cuánto debe su genealogía de la moral a los métodos histórico-críticos de la filología que profesó universitariamente. O cómo la hipótesis de la voluntad de poder, más que una nueva tesis metafísica, supone un contrapunto al modelo explicativo de la ciencia moderna. La relación entre eterno retorno e interpretación, entre el superhombre y la política, o entre la decadencia civilizatoria europea y la búsqueda de la gran salud, esos temas cruciales de la tópica nietzscheana, enormemente sugestivos, también son leídos aquí bajo una luz distinta, de lo más original.
En suma: todo un nuevo Nietzsche por descubrir, expuesto con una claridad conceptual envidiable.