Guillermo Altares (Madrid, 1968) ha decidido escribir un libro sobre los principios y causas de las transformaciones de los regímenes, centrándose en ejemplos de una sola especie: las caídas de la democracia en tiranía. Al igual que los clásicos, Altares no parece concebir que tal involución no se pueda ocasionar sin las influencias de la demagogia y el miedo. En Los silencios de la libertad. Cómo Europa perdió y ganó su democracia impera la prevención ante el futuro sobre la decepción hacia el pasado: el acreditado periodista atiende a lo que nos trae la turbia historia por mor de una lección.
En un formato histórico-ensayístico y periodístico, en su libro apasionado por las cosas europeas, Altares examina casos bien conocidos por los adictos a la Musa Clío: la Atenas de Pericles y los Treinta Tiranos, la Guerra de los Treinta Años, la Revolución Francesa, la Roma de Augusto y, sobre todo, los casos modernos de la Rusia y de la Alemania del siglo XX, abundantes ambas en malsanas teratologías ideológicas y barrabasadas.
¿Cómo y por qué se degrada una sociedad? ¿En qué medida la tiranía transforma al individuo ciudadano? No se trata de un ensayo cerrado, y por tanto estas inquisiciones y otras afines son formuladas y respondidas solo a medias. Altares echa mano de los especialistas en los diversos episodios de la historia y, además, de los testimonios de los vivos, fruto de su labor profesional. En especial, me han gustado las páginas del reportaje sobre la ciudad de Foca, en el sur de Bosnia, a propósito de unos ultrajes producidos por los silencios de la libertad en los años 90, durante la guerra.
En su ameno paso por la historia tremenda, Altares asegura que “comprender cuándo no hay marcha atrás, cuándo los ciudadanos han dejado de serlo para convertirse en súbditos, pero todavía no son conscientes de ello, puede proporcionar muchas lecciones para el presente”(p. 116). De modo que el subtítulo de este ensayo constituye una advertencia. Esta advertencia se agrava, quizá, en el caso español, en torno al franquismo (por cierto, el autor recoge un testimonio crudísimo de la Guerra Civil de… ¡José Luis de Vilallonga!) y al “blanqueamiento” del mismo que, según denuncia, se pretende desde los 90, contra la memoria histórica (p. 189). Casos para él preocupantes son los de las actuales Hungría y Polonia (p. 29). Tampoco olvida la deprimente actualidad de Ucrania (p. 258) ni el caso Trump, un fantasma que recorre este trabajo.
En 'Los silencios de la libertad' el autor transmite su pasión por la historia, por el periodismo bien informado y por el viaje
Hacia el inicio del libro, el autor considera: “Este siglo XXI ha creado un nuevo concepto: las democracias iliberales, que se encuentran en un limbo en el que los derechos de las personas, por lo menos de aquellas que no comparten la ideología de su gobierno, no están en absoluto garantizados" (p. 29). Así, estos seis capítulos europeos sobre la sospecha, el miedo, el perdón, la aniquilación, la violación, la superación, el olvido y la vida entre los tiempos de Tucídides y los de Primo Levi albergan un propósito actual y ciudadano.
Los silencios de la libertad es un texto ameno que defiende la perfección de lo que es más frágil y que, como dijo un poeta, solo donde está el peligro crece también lo salvador. Además, el autor transmite su pasión por la historia, por el periodismo bien informado y por el viaje, y algunos de los testimonios que recoge impresionan no poco… Pero al término de la lectura uno se pregunta: ¿qué nuevo conocimiento de peso hemos ganado? Mientras el crítico escribe estas líneas, el libro en cuestión ya se le está olvidando.