Salamandra. Barcelona, 2007. 219 páginas, 12'5 euros. A partir de 12 años.
Durante los 80 irrumpe en el panorama del libro juvenil una serie de novelas sobre la II Guerra Mundial protagonizadas por jóvenes. Destacaban por su calidad, carácter biográfico y abarcaban un amplio panorama que comprendía la persecución y exterminio de los judíos (Soldados de plomo de Orlev), la ocupación de Austria al finalizar la guerra (¡Vuela abejorro! de Nüstlinger) o los influjos del conflicto en la España de posguerra (Los pequeños nazis del 43 de Farias). Una nueva generación retoma esta temática adoptando una perspectiva harto distinta. Entre ellos se encuentra El niño con el pijama de rayas, que aborda el holocausto desde la perspectiva ingenua de Bruno, el hijo de un nazi que asume el mando del Auschwitz. Boyne emplea una emotividad casi "spielbergiana" para retratar el corazón de un niño que desconoce el mundo que lo rodea y heroicamente se solidariza con el otro. Una trama tan efectista como poco convincente, junto a severas imprecisiones históricas (¿o licencias literarias?) y un mensaje conciliador y esquemático hacen necesario que asumamos cierta distancia frente a la seducción literaria del best-seller y examinemos con detenimiento qué y cómo se nos cuenta.