Habrá quien se sorprenda ante el insólito título de este álbum ilustrado que nos lleva a reflexionar sobre un hecho, en teoría, banal. Pero que nadie se deje llevar por las apariencias ya que, si un animal tan libre como el gato no se rinde ante la seducción de un exquisito sombrero, sus buenas razones tendrá. Hasta aquí el punto de partida sobre el que el narrador irá esgrimiendo una serie de argumentos encadenados a fin de hacernos comprender que, tras el sombrero, nuestro protagonista necesitará unas gafas para no tropezar, lo que también le obligará a buscarse una funda y una chaqueta donde guardarlas. ¿Y cómo no comprar los pantalones, zapatos y calcetines a juego? Las servidumbres, pues, van in crescendo en la misma medida que merma el bolsillo del pobre gato, que habíamos encontrado tan contento en su propio pellejo al comienzo de la historia.

Una inteligente metáfora para que padres e hijos nos miremos ante el espejo con objeto de recapacitar sobre las esclavitudes que, sin apenas darnos cuenta, nos vamos imponiendo al acumular coches, juguetes y otras pertenencias que, pasado el primer impulso, no conseguirán hacernos más felices. Inestimable aportación a este necesario relato de la reconocida escritora valenciana son los elegantes dibujos de Ester García, que harán sonreír a más de un lector por su hábil manejo de la ironía.