Gadir, 2012, 108 pp., 16 e. (Desde 12 años)



Leonardo, Yourcenar o Tolstoi son solo algunos de los grandes autores que el sello Gadir recupera en pulcras ediciones ilustradas para demostrar al público juvenil que el clásico mantiene impecable su atractivo desde las más rempranas edades. Lo podrá constatar todo aquel que se asome a esta disparatada fábula de Dostoievski que, lejos de sus inmortales caracteres atormentados, nos traslada en esta ocasión hacia un registro humorístico. Relata la singular historia de Iván Matvéich, devorado por un fiero cocodrilo cuando visitaba el Pasaje perterburgués junto a su delicada esposa y un íntimo amigo que, como testigo del suceso, se convertirá en narrador del cuentecillo. En una escena que presagia a Kafka y el surrealismo, vemos al propietario alemán lamentándose por si su preciada mascota revienta al haberse zampado al funcionario de un bocado, y a la mujer del malogrado presa de la histeria mientras que el susodicho se instala cómodamente en la panza del reptil. Un despropósito tras otro recorre los hilarantes diálogos en los que ninguno de estos personajes parece conservar su sano juicio. Todo un cúmulo de desvaríos cargados de ironía en los que aprovecha para hacer una sutil crítica a la Rusia de su tiempo, aquella patria con la que mantuvo una relación de amor-odio. Es de justicia recordar la aportación de las coloridas ilustraciones de Eugenia Ábalos.