La experiencia de la adopción contemplada desde las dos orillas, tanto la que afecta al niño falto de afecto como la de la madre asustada que se embarca en un viaje de horizonte incierto, conforma la esencia de este álbum emocionante en el que se siente el pulso de dos personas que caminan con cautela hacia el encuentro. No en vano, Ricardo Alcántara abre el relato con una reveladora cita de agradecimiento a su madre que "tuvo que esperar varios meses para conocer a la suya". El veterano escritor uruguayo, con premios tan significativos a sus espaldas como el Lazarillo o el Apel les Mestres, apela a sus recuerdos para reflejar cómo Isabel y Mishiyu se van tanteando desde la desconfianza inicial del que nunca se ha sentido querido hasta la victoria sobre los fantasmas que habitaban en el cuerpo delgaducho y atemorizado del chico, a fuerza de paciencia materna.

Las imágenes de la ilustradora argentina son indispensables para atrapar este repertorio de emociones que contemplan el desamparo, la incertidumbre o la complicidad final de ambos personajes. Y es que solo al alcanzar la última página el lector será capaz de comprender, lo mismo que el propio niño al ser consoladotras una pesadilla, cómo la palabra "mamá" se ha cargado de significado y cobra vida en todas sus dimensiones.

En suma, una buena lectura no solo para descubrir que existen distintos modelos de familia sino para tomar conciencia de que, tanto si se adopta como si se alumbra, ser madre es solo cuestión de amor.