Siruela. 160 páginas, 16'95€ (A partir de 10 años)

EL espíritu camaleónico de Soto Ivars le ha llevado a moverse con soltura por géneros tan dispares como la sátira que le valió el Premio Ateneo Joven de Sevilla, el tono hipnótico de su primera novela o tramas gamberras como ¡Prohibida la ducha!, con la que debuta dentro de las letras juveniles combinando aventuras, humor y ciertos guiños a los cuentos tradicionales sobre el escenario del país de Péstor, donde imperan lemas como "que la peste nos acompañe" o "la colonia y el jabón son muy malos para el pulmón".



Todo arranca cuando, presas de un aburrimiento feroz, los chicos de la pandilla Avalancha se adentran en un laboratorio abandonado a las afueras de la ciudad y, gracias a la bendita curiosidad, tocan el botón equivocado por el que un rayo los va teletransportando hasta un paraíso del desorden y la escatología que desatará la carcajada del lector, con sus chistes de eructos o esas críticas a la porquería entendidas como cumplidos.



La felicidad de Pablo en esta nueva dimensión creada por un científico que aborrecía la ducha, la ignorancia de Uma que es engordada por los malvados Pulcros como una nueva Gretel o las penurias de Paco para encontrar al resto de sus amigos y tratar de volver a casa, se suman a la pertinente visita al Dr. Lacoste -una suerte de mago de Oz con facha de diosecillo hindú-, para recrear esta divertidísima historia en la que cada uno de los protagonistas terminará siendo algo más sabio de lo que comenzó.