Acercar los textos clásicos a los jóvenes sin que la extensión, la lengua de la época o el propio género literario sean un obstáculo insalvable que les lleve a descartar la lectura no es tarea sencilla. He aquí el contexto en que debemos entender las adaptaciones de estas obras universales, como una suerte de puente hacia el texto original. Y puede que la versión de La Odisea llevada a cabo por Charles Lamb en 1808 sea una de las que mejor capta la esencia del poema homérico al tratar el periplo de Ulises hasta Ítaca como una amenísima novela de aventuras en la que no solo nos adentramos en episodios mitológicos poblados de gigantes, magas o sirenas, sino que descubrimos a un héroe de asombrosa actualidad que destaca por su astucia y sabe lidiar con cada uno de los obstáculos que le surgen en el camino. Las ilustraciones de Marta Ponce son sin duda un atractivo más de esta bonita edición.