Madre e hija protagonizan esta fábula en la que la pequeña Lucía descubrirá que ella es la princesa del Sol. Un reinado efímero que dura una sola jornada, implica una misión concreta y comenzará en unas pocas horas. De la oscuridad de las calles antes del amanecer, a la colina de las afueras donde la niña se viste su capa de estrellas y hace sonar su flauta. Así, como nuevo Orfeo, asistiremos al portento de esa invocación que logra arrancar una finísima línea de claridad en el horizonte, y va cobrando presencia a fuerza de llamarla hasta que culmina con el canto de los primeros pájaros.
El minimalismo gráfico de las ilustraciones, con unas figuras apenas esbozadas sobre la página en blanco, parece reflejar nuestra propia pequeñez en medio de toda la creación y ayuda a enfatizar el tono poético de la historia.