No es un juego de niños
Hablan los editores: Xosé Ballesteros y Rocío de Isasa
8 diciembre, 2016 23:00Los editores Xosé Ballesteros de Kalandraka y Rocío de Isasa de Maeva Young
Las cifras mueven al optimismo, y reflejan que en los últimos cinco años se han creado numerosos sellos -sobre todo dedicados al libro ilustrado- y que muchas editoriales han creado colecciones para los lectores más jóvenes. Ahora, sin embargo, algunas voces alertan de que el cuento podría tener un final infeliz, porque, como apunta Xosé Ballesteros (Vigo, 1956), creador y editor de Kalandraka, “ese territorio ya está saturado -¡bien lo saben en las librerías!- y se publica más que lo que el mercado puede absorber”. Otros editores, como Rocío de Isasa (Madrid, 1973), de Maeva Young, destilan más optimismo porque aunque aún no se han recuperado las cifras de ventas hace diez años, “podemos presumir de tener una oferta riquísima en registros y formatos”. Curtidos en mil batallas editoriales, Ballesteros y De Isasa leen como pocos el momento actual de la LIJ en España. Pregunta.- ¿Qué es más eficaz a la hora de crear el hábito de la lectura y qué papel juegan la familia y la escuela? Rocío de Isasa.- Lo más eficaz es tener una sociedad lectora. Aunque un niño forme parte de una familia muy lectora y acuda a un colegio con los mejores planes lectores, si el resto de la sociedad no acompaña, se están poniendo trabas en el camino de formación de ese lector. Pero como vivimos en un país donde un 40% reconoce no leer nunca (según el último informe del CIS), suena a broma hablar de sociedad lectora. Así que en nuestra árida realidad, creo que, a la larga, es más determinante el papel de la familia, aunque sea absolutamente necesario el apoyo de los colegios. Xose Ballesteros.- Desde luego: los niños serán lectores si en su casa hay lectores, si el profesorado les adentra, de forma placentera, en ese hermoso jardín abierto al mundo de la fantasía, del ensueño, de la poesía... en fin, de la belleza.P.- ¿Qué es lo que hace un libro infantil recomendable? X. B.- En Kalandraka solo deseamos publicar libros que cumplan alguna de estas tres premisas: que emocionen, que diviertan o que aporten una mirada nueva sobre algo ya visitado anteriormente. Debe primar la calidad literaria y la estética. Debe prevalecer el respeto que se merecen los lectores, tengan la edad que tengan. R. I.- Para el escritor alemán Otfried Preussler, fantasear y soñar eran de vital importancia para el ser humano. Con sus libros trataba de estimular la imaginación de los niños. Eso para mí es lo fundamental de un buen libro infantil. P.- ¿Están los autores españoles a la altura de sus lectores? X. B.- Por supuesto. Para cualquier edad y para cualquier género literario -poesía, ficción, cómic, libros informativos...- hay gran calidad y mucha diversidad en la oferta de obras producidas por autores españoles. Pero tienen que competir con la no menor cantidad de obras que llegan desde el mercado extranjero traducidas al castellano. También es cierto que hay un circuito de libros recomendados en las escuelas; algunos planes lectores editoriales están marcados por los contenidos transversales y lo didáctico prima sobre lo literario. Ahí no es oro todo lo que reluce.“Hay demasiada oferta de literatura basura. No hay que sucumbir al dictado de las tendencias”. Xosé Ballesteros
P.- Hoy es imposible concebir un libro infantil sin ilustraciones, pero ¿no son en ocasiones demasiado protagonistas? ¿Es un intento de ganar para la causa lectora a niños ya seducidos por lo audiovisual? X. B.- La aparición del álbum ilustrado revolucionó la LIJ. Hoy disponen de su espacio propio en librerías, bibliotecas y colegios. Y por supuesto, en los hogares. ¿Es un género? ¿Es un formato? La realidad es que un buen álbum ilustrado, el que consigue el equilibrio entre el texto y la propuesta plástica, al que no se le notan las costuras, como decía Sendak, es una obra maestra que no es deudora en absoluto de otras propuesta audiovisuales; así como el teatro no es deudor del cine, ni la radio lo es de la televisión. P.- ¿Que les parece ese tremendismo en los temas que parece invadirlo todo? Porque hay padres y abuelos que consideran muchos libros de LIJ siniestros. R.I.- A título personal, me inclino más por los libros con humor y “vitamínicos”, y por los álbumes ilustrados con unos colores muy luminosos y alegres, algo que se puede ver en nuestra colección de álbumes. Pero indudablemente hay que plantear ciertos temas difíciles a los niños. Se puede hacer con mucha delicadeza y honestidad como, por ejemplo, Wolf Erlbruch en El pato o la muerte, o más recientemente Ali Benjamin, de quien acabamos de publicar Lo que sucedió con la medusa, una novela extraordinaria sobre la muerte de una amiga. X. B.- En la LIJ, al igual que en el resto de la oferta editorial, existen las modas. Hay temáticas que se promocionan un año, la fantástica por ejemplo, y al siguiente los vampiros, y al otro la distopía... Pero también siguen proliferando las propuestas ñoñas, edulcoradas o superprotectoras. Hay demasiada oferta de literatura basura. Creo que lo más adecuado es no sucumbir al dictado de las tendencias y buscar los libros que perduren; esos que son o llegarán a ser clásicos por su valor como obra universal.“Me inclino por los libros con humor, pero hay que plantear temas difíciles a los niños”.Rocío de Isasa
P.- ¿Qué hay que hacer para convertir a los lectores jóvenes de hoy en lectores de futuro? R.I.- Tomárnoslo en serio: implicar a toda la sociedad, desde los pediatras, como hacen en Portugal con su plan “Leer da salud”, a los jubilados. Afortunadamente, hay excelentes iniciativas en España para conseguir transformarnos en una sociedad lectora, como el premio Mandarache, la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, entre otras... pero necesitaríamos 200 de cada una de ellas. X. B.- Los lectores jóvenes de hoy, si leen por placer, ya son lectores de futuro. Posiblemente sean usuarios de las redes sociales y de otros tipos de entretenimiento digital; y eso no es preocupante, porque son lectores y lo seguirán siendo mientras vivan. El verdadero problema es que la mitad de la población escolar, cuando acabe sus estudios, no volverá a leer un libro en su vida, o muy pocos. Ese es el gran fracaso del sistema educativo actual. La lectura debería ser la actividad más cuidada, porque una lectura comprensiva -y que incita a la reflexión- es la base de cualquier conocimiento. Por desgracia, sucede lo contrario.“Para convertir a los niños en lectores de futuro hay que implicar a toda la sociedad”.Rocío de Isasa
P.- ¿Los editores de antaño han dado paso a los gestores de hoy? ¿Con qué consecuencias? R.I.- Es cierto que hoy el trabajo de un editor implica más trabajo de gestión, pero en el campo de infantil y juvenil sobre todo veo a editores apasionados con su trabajo, tanto en España como en el extranjero. X. B.- En los pocos grandes grupos que existen los editores posiblemente vivan en tensión porque hay que cumplir objetivos para que los accionistas estén satisfechos. Y en el numeroso grupo de las pequeñas empresas, el editor vive en tensión porque debe vender lo suficiente para vivir de su trabajo. En cualquier caso, la tensión económica incide directamente en la vida editorial y en las decisiones que se toman a diario. Lo único nuevo es que cada año, en el ecosistema del libro, hay muchas pequeñas empresas que se extinguen; otras, también pequeñas, que nacen; y enormes ogros preparados para comerse lo que se ponga a tiro. Como en la vida misma, pero en formato libro. P.- ¿Que pasa cuando el lugar donde naces condiciona lo que debes leer en el colegio? X. B.- Depende de la escuela. En unas son los profesores los que, con buen criterio, proponen las mejores lecturas que consideran apropiadas al nivel educativo de sus alumnos. En otras deciden las editoriales cuando presentan sus planes de lectura -muchas veces asociados a visitas de autores- y los profesores lo aceptan. En el fondo, lo importante es el valor que se le da a la lectura en colegios e institutos. La forma de divulgarla será esencial para conseguir un mayor nivel educativo, pero también humano, del alumnado.“La mitad de la población escolar, cuando acabe sus estudios, no volverá a leer un libro en su vida”. Xose Ballesteros