Merece la pena detenerse ante las últimas obras de Beatriz Martín Vidal (Valladolid, 1973) , dos álbumes ilustrados que parten de una serie de personajes clásicos para trascenderlos. En Caperuza no hace falta palabra alguna. Tal es la fuerza de las imágenes que nos muestran a la niña de mirada inquietante revistiéndose, dibujo a dibujo, con la fuerza de la caperuza roja que la artista identifica con un mar de plumas encarnadas. Ahora estará lista para enfrentarse durante el "juego de las preguntas" con ese lobo enmascarado que termina por atraparla en lo más profundo de sus entrañas. La huida de la pequeña, cuando las pinceladas de rojo estallan entre la pelambre oscura de la bestia es, sencillamente, pura poesía hecha imagen.



Este mismo magnetismo sigue presente en las criaturas legendarias de Enigmas, pero ahora las preguntas sin respuesta son lanzadas al lector para que participe de la labor creativa: ¿qué soñó la Bella Durmiente durante esos cien años?, ¿por qué volvieron a casa Hansel y Gretel?, ¿la Madrastra aprendió a ser malvada o lo era desde el principio? Fondo y forma se alían en estos dos libros que atrapan por su belleza y nos transportan como pocos al universo de lo onírico.