Novela

Monte Frío

Charles Frazier

24 enero, 1999 01:00

Traducción de Carlos Milla. Lumen. Barcelona, 1998. 424 páginas, 3.500 pesetas

Dada la calidad literaria de esta primera novela de Charles Frazier, puede terminar por convertirse en punto de referencia ifícilmente superable en obras posteriores

E n multitud de ocasiones la calidad literaria de la primera novela de un autor es tal que termina por convertirse en obligado punto de referencia difícilmente superable en obras posteriores. Pienso por ejemplo en algún consagrado como John Barth y su "Opera Flotante" y en otros no tan conocidos como el prolífico autor chicano Rudolfo Anaya y la inigualable "Bless me, Ultima" y eso mismo bien pudiera sucederle a Charles Frazier por mor de la excelencia de "Monte Frío", su primera novela, en cuya elaboración ha invertido ni más ni menos que ocho años, los mismos que dedicó Joyce a escribir su "Ulysses". La comparación tal vez pueda resultar un tanto exagerada, pero en absoluto gratuita, pues el modelo de la "Odisea" resulta ser el claro hilo conductor de ambas obras.
En la del autor norteamericano la acción se sitúa en el siglo XIX recién terminada la Guerra Civil norteamericana cuando Inman, un veterano confederado, se escapa del hospital donde se encuentra recuperándose. Inman va en busca de su amada Ada, de quien la guerra lo separó hace cuatro años, que lo espera en Monte Frío, un rancho heredado de su padre, con la intención de casarse. Pero Ada es una señorita de ciudad que nada sabe de la vida rural y de igual forma que su "Ulises" Inman ha iniciado un viaje hacia el hogar, ella inicia un viaje interior de consecuencias imprevisibles. Y estas son las dos acciones que se van alternando y dosificando convenientemente a lo largo del desarrollo de la obra. Y ciertamente que son mucho más interesantes que el anhelado reencuentro, tal vez un tanto acaramelado.
Pese a que el futuro se convierte en un verdadero acicate en las vidas de estos dos personajes, es en el pasado donde realmente se gesta la verdadera epopeya de lo que llegarán a ser sus vidas. Pasado y futuro son las dos constantes que rigen sus vidas y así, al concluir la novela podemos leer: "Ada e Inman hicieron lo que suelen hacer los amantes cuando creen que el futuro se extiende ilimitadamente ante ellos tan luminosos como la luna el día de la Creación: hablaron sin cesar del pasado como si cada uno debiese conocer las andanzas del otro antes de seguir juntos su camino."
En su peregrinar hacia los Montes Apalaches, donde se encuentra el rancho de Ada, Inman conocerá a todo un abanico de singulares y variopintos personajes característicos de la sociedad sureña de finales del XIX. De hecho, las aventuras de Inman recuerdan poderosamente a las del coronel Marsden en la mastodóntica novela de Gurganus "La última viuda de la confederación lo cuenta todo".
Pero continuemos con Frazier. Los objetos más valiosos de Inman son su pistola y un ejemplar de "Los viajes" de William Bartram, naturalista británico pionero en el nuevo mundo. Tanto la pistola como el libro tienen un innegable valor metafórico, pues parecen representar los instrumentos que garantizan su supervivencia física y espiritual. La metáfora es uno de los recursos narrativos que encontramos convenientemente dosificados a lo largo de la narración. Así, por ejemplo, Ada tiene una vaca y un caballo llamados Ralph y Waldo respectivamente (Ralph Waldo Emerson fue el líder intelectual de los Trascendentalistas norteamericanos de la primera mitad del XIX). Al finalizar su viaje, Inman ha logrado entender cuáles son los verdaderos valores de la existencia y "olvida" todo aquello que pueda conducir al rencor o el odio que haya podido generar la guerra: "Me crucé con gente diversa en el camino -añadió Inman-. Una cabrera me dio de comer, y según ella, la misericordia de Dios puede verse en el hecho de que nos permite que recordemos los detalles más crudos del dolor. Dios conoce las partes que somos capaces de soportar e impide que nuestra memoria las reviva. A su debido tiempo, por falta de uso, se desvanecen totalmente."
Aunque Inman lleve en buena parte el peso de la narración, el viaje espiritual de Ada no es menos atractivo que el físico. Incluso se puede afirmar que la evolución de Ada es mucho más intensa e interesante que la de Inman. Junto a Ada encontramos a Rudy, una lugareña que le servirá de protectora y guía emulando en cierta forma la figura del "shaman" mítico.
"Monte Frío" es una novela de fácil lectura pese a su elaboración y, desde luego, resulta difícil abandonarla una vez que hemos comenzado a conocer las vidas de estos dos entrañables personajes.