Novela

Sombras sobre el Hudson

Isaac Bashevis Singer

17 mayo, 2000 02:00

Ediciones B. Barcelona, 2000. 583 páginas, 3.500 pesetas

Cuando en 1978 se concedió el premio Nobel de Literatura a Isaac Bashevis Singer hubo quien quiso ver en éste la concesión a un idioma, el Yiddish, más que a un autor. Probablemente sea ésta una de las lenguas "mestizas" por excelencia, con importantes aportaciones del alemán, hebreo, lenguas eslavas y aquellas que los judíos hablaron en uno u otro momento durante siglos de peregrinaje en la vieja Europa. Aunque surge en el siglo X, es a finales del XVIII cuando el idioma se convierte en la lengua común de los judíos de Centroeuropa. Y fue el Yiddish la lengua materna de Singer, nacido en Polonia en 1904, y en la que escribió todas sus obras.

La Familia Mosak (1950) es probablemente su novela más conocida, pero de su pluma salieron también relatos tan hermosos como los incluidos en el volumen Gimpel el tonto (1957), desde luego su mejor obra. La novela que ahora se ofrece a los lectores españoles, la primera que se traduce a nuestro idioma directamente desde el Yiddish original y no desde el inglés, se publicó póstumamente en 1998. Y originariamente por entregas en el "Jewish Daily Forward" con el que Singer colaboró durante años firmando con el pseudónimo "Warshofsky".

En esta novela póstuma encontraremos los recursos narrativos típicos de Singer, el ingenio de un hombre sabio, una conveniente dosis de humor, el pasado histórico como germen del que surge el relato, un minucioso diseño de los personajes...

El argumento gira en torno a la figura de Boris (Bóruj) Makaver, un judío que emigró a los Estados Unidos y ha tenido éxito en los negocios. Boris tiene una hija, Anna, casada con el abogado Stanislaw Luria. Es éste el segundo marido de Anna, el primero Yasha Kotik, era un cómico que se quedó en Polonia durante la ocupación Nazi. La relación de Anna y Stanislaw no atraviesa sus mejores momentos, de hecho Anna se ha enamorado de Hertz Dovin Grein, también casado, con quien planea escaparse. El argumento se inicia en una fiesta ofrecida por Boris en su lujosa casa de Nueva York, donde se han reunido todos los personajes mencionados además de David Shrage, cuya mujer murió en el Holocausto, y un judío antiguo colaboracionista de los alemanes. Todos ellos acomodados refugiados en los Estados Unidos de finales de los cuarenta mientras miles de judíos sufren calamidades en Europa.

Bernardo Atxaga, autor del Prólogo, habla de la "herida" perpetua de quienes sufrieron el holocausto, y en verdad que a lo largo de la lectura esa herida es el verdadero sustrato que nutre las acciones de los personajes. Resulta muy llamativo, por ejemplo, como Boris prefiere pensar que Yasha, el primer marido de Anna, ha muerto, como si su desaparición física ocultara la realidad. Particularmente me interesan más aquellos aspectos exclusivamente literarios, como la complejidad del diseño de los personajes de la obra y la enrevesada relación existente entre ellos. Porque si bien Boris se erige en personaje central, nos encontramos ante una novela coral donde todos y cada uno de ellos tiene y vive su propio y personal universo. La religión, la tradición, la historia, el pasado y sus ancestrales costumbres pesan como losas en la vida de estas almas atormentadas en su desesperado intento por encontrar una lógica, una salida a sus vidas.

La relación entre los personajes está magistralmente diseñada, sin embargo algunos pasajes resultan un tanto tediosos porque Singer, como si tuviera entre manos una novela decimonónica, se empeña en contarlo todo sobre ellos sin dejar que sea el lector quien "participe" por mor de su imaginación del universo literario que nos ofrece.