La hija del curandero
Amy Tan
20 junio, 2001 02:00El soporte argumental, el fundamento estructural, continúa siendo el mismo que en las novelas referidas. La variedad la encontramos en la bipolarización de protagonistas. Ruth Young, es una chino-americana que se gana la vida trabajando de negra, retocando, cuando no escribiendo, los libros que aparecerán firmados por otros. No se trata de novelas sino de obras del tipo El Yo incorporado o Cómo desagraviar al hombre agraviado. Vive con un hombre divorciado que tiene dos hijas adolescentes, y debe cuidar de su madre viuda (LuLing) que sufre un progresivo Alzheimer. En un intento de no olvidar su pasado, LuLing ha escrito sobre su infancia y juventud en su aldea. Es entonces cuando LuLing suplanta a Ruth como la verdadera protagonista y sus recuerdos, en los que "Tita Querida", que cuidó de LuLing en su infancia, se revela como un personaje más fuerte y narrativamente más atractivo que la madre y la hija. La historia de LuLing -aunque tal vez fuera más preciso decir la historia de "Tita Querida"- se desarrolla en la segunda parte de la obra, mucho más ágil y atractiva que la primera. Los cien sentidos secretos era una novela más atractiva y entretenida que La hija del curandero; sin embargo esta última es más rica y compleja. El modelo crítico académico se organiza en torno a bipolaridades. La relación madre-hija encuentra su proyección en la bipolaridad pasado-presente, China-USA, vida rural-urbana... etc, aunque los retruécanos narrativos que utiliza Tan poco interesan al lector. Lo que realmente le cautivará serán las hermosas historias que giran en torno a LuLing, y lo que termina por revelarse en el libro es que la lucha por la libertad y dignidad de las mujeres, no es una batalla moderna, sino que viene librándose desde hace tiempo, incluso en las sociedades más tradicionales.