Novela

Hijo de Dios

ERIC FRATTINI

26 diciembre, 2001 01:00

Cormac McCarthy. TR. P. Fernández. Debate, 159 págs, 2.500 ptas.

Los que disfrutaron hace unos meses con Meridiano de sangre, de Cormac McCarthy, tienen garantizadas unas horas de buena lectura con Hijo de Dios, inédita hasta hoy en España.

El protagonista es Lester, un joven impetuoso (que no vuelve a ser el mismo desde el suicidio de su padre) y que es encarcelado tras un altercado en la subasta de unas tierras. Cumplida la pena, regresa a Tennesse, y poco a poco se va convirtiendo en un personaje marginal. Le gusta deambular por las montañas espiando a las parejas que buscan intimidad hasta que encuentra a una prostituta y da rienda suelta a sus instintos sexuales más execrables. Las violaciones y las acciones macabras se suceden y Lester se refugia en las cuevas de las montañas.

La historia logra atraparnos desde la primera página. Las tres partes en que se divide la obra presentan modelos narrativos distintos: en primer lugar, es alguien que conoce a Lester quien narra los acontecimientos; una narración que se ve salpicada de comentarios de distintos personajes que conocieron al protagonista, a modo de cortos sketches. Poco a poco la voz del narrador se irá imponiendo sobre todas ellas. Además McCarthy tensa el argumento hasta límites insospechados; las situaciones límite se repiten sin que resulten manidas ni forzadas. McCarthy nos presenta a un individuo en la delicada cuerda floja entre el bien y el mal. Asume, además, la más pesimista filosofía naturalista. Ni tan siquiera los sueños más placenteros logran esquivar el destino final del protagonista: "... y aquel día el mundo era tan maravilloso como el mejor de los días y cabalgaba hacia su propia muerte."