Hijo de Dios
ERIC FRATTINI
26 diciembre, 2001 01:00El protagonista es Lester, un joven impetuoso (que no vuelve a ser el mismo desde el suicidio de su padre) y que es encarcelado tras un altercado en la subasta de unas tierras. Cumplida la pena, regresa a Tennesse, y poco a poco se va convirtiendo en un personaje marginal. Le gusta deambular por las montañas espiando a las parejas que buscan intimidad hasta que encuentra a una prostituta y da rienda suelta a sus instintos sexuales más execrables. Las violaciones y las acciones macabras se suceden y Lester se refugia en las cuevas de las montañas.
La historia logra atraparnos desde la primera página. Las tres partes en que se divide la obra presentan modelos narrativos distintos: en primer lugar, es alguien que conoce a Lester quien narra los acontecimientos; una narración que se ve salpicada de comentarios de distintos personajes que conocieron al protagonista, a modo de cortos sketches. Poco a poco la voz del narrador se irá imponiendo sobre todas ellas. Además McCarthy tensa el argumento hasta límites insospechados; las situaciones límite se repiten sin que resulten manidas ni forzadas. McCarthy nos presenta a un individuo en la delicada cuerda floja entre el bien y el mal. Asume, además, la más pesimista filosofía naturalista. Ni tan siquiera los sueños más placenteros logran esquivar el destino final del protagonista: "... y aquel día el mundo era tan maravilloso como el mejor de los días y cabalgaba hacia su propia muerte."