Image: El festín del amor

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Novela

El festín del amor

Charles Baxter

24 julio, 2002 02:00

Charles Baxter

Traducción de Jaime Zulaika. RBA. Barcelona, 2002. 270 páginas, 18 euros

El primer volumen de la "Trilogía de Nueva York", Ciudad de Cristal, de Paul Auster comienza con una llamada de teléfono equivocada, en la que el interlocutor pregunta por un tal Paul Auster. Sin entrar en teorizaciones metaficcionales, el arranque es imaginativo.

No menos ocurrente es Charles Baxter en su novela El festín del amor, con un inicio que recuerda al de Auster. Baxter, personaje escritor, no puede dormir, sale a dar un paseo y llega hasta el estadio. Desde la grada observa como en el césped hay una pareja haciendo el amor; aparece otro noctámbulo, Bradley Smith, vecino suyo. Comienzan a hablar sobre un libro que Baxter tiene en la cabeza y es Bradley quien sugiere el título y se ofrece como personaje: "Deberías ponerle El festín del amor. Soy un experto en eso. Yo debería escribirlo. En realidad, debería salir yo en el libro. A fin de cuentas, acabo de romper con mi segunda esposa. Estoy en plena confusión sentimental. Quizá me pegue un tiro en el último capítulo. A tus lectores les intrigará el desenlace. Sí, el festín del amor. No es, desde luego, lo que yo esperaba en el instituto, cuando me imaginaba lo que iba a ser el amor, excursiones de luna de miel, alegría eterna y todo eso."

Esa es la trama y motivo, el amor, el intento de profundizar en su complejidad y rebatir la teoría de Kierkegaard mencionada: "Kierkegaard sostenía que todo el mundo intuye lo que es el amor, pero que no se puede hablar de él directamente." Conoceremos el amor de distintas parejas, sus distintas facetas, y también conoceremos las consecuencias del desamor. Poco a poco se irán desgranando las historias amorosas de distintos personajes, comenzando por el propio Bradley, que narra la suya con sus dos exmujeres... todo un coro de personajes que irán tejiendo un entramado amoroso variopinto y sorprendente. Las narraciones en primera persona recrean la ilusión de verosimilitud y familiaridad. El paralelismo con Sueño de una noche de verano resulta obvio, no sólo por el argumento, también por las referencias a obras de similar contenido, como El viento en los sauces de Grahame; aunque la historia se extiende en el tiempo todo ocurre en la mente de Baxter. Lo más aconsejable para esta obra es zambullirse en ella sin prejuicios. Baxter ha escrito una novela tierna, reflexiva y divertida al mismo tiempo. El personaje de Bradley es todo un descubrimiento. Tiene la habilidad de conducirnos con la misma facilidad a situaciones melancólicas y a momentos de una comicidad propia del mismísimo Roth en Portnoy: "A veces entra (Chloé) tan henchida de la sesión de sexo que acaba de tener con su novio que tengo ganas de aplaudir". Una cosa puedo garantizar de esta novela: cuando se comienza a leer, resulta difícil abandonar la lectura.