Image: Como la vida misma

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Novela

Como la vida misma

Lorrie Moore

1 mayo, 2003 02:00

Lorrie Moore. Foto: Chris Buck

Trad. Isabel Murillo. Salamandra, 2003. 219 págs, 11’90

Este es uno de los títulos que Nick Hornby seleccionó en su canon personal, y uno de estos relatos lo antologó Updike en su The Best American Short Stories of the Century. Además Como la vida misma fue premio O’Henry y con él Lorrie Moore pasó a ser esa voz profundamente original en la joven ficción americana que todos conocemos.

Original por sus peculiares logros estilísticos, por su mezcla de perversidad y ternura en su devastador sentido del humor, por su forma de indagar en el ángulo de los secretos femeninos desde perspectivas envolventes y mordaces. Sentimental y poética, de esa poesía inteligente (marca de la casa) que te hace llorar un poco por dentro y a la vez esbozar una sonrisa, en Como la vida misma Moore vuelve a frecuentar los territorios cotidianos de hombres y mujeres de la América actual, gentes de mediana edad que viven en ese estado de afectividad terminal que los vuelve incomprendidos y solitarios, de una soledad endiablada que muestra una especie de camino hacia el abismo personal o la mutilación psicológica. Y lo hace con un talento tan brillante y explosivo, con tal elegancia, que más que una escritora, que una gran escritora, parece un advenimiento.

Sólo desde el advenimiento de este estilo, de la sólida estructura de cada uno de los relatos se puede ecualizar ingenio y sordidez, idiotismo y sentimentalidad, absurdo y vida. Y presagiar lo que será Pájaros de América, su colección de relatos de 1998 donde, a decir de su legión de lectores (incluidos tipos como Julian Barnes o David Lodge), alcanzó su plena madurez. No obstante, Lorrie Moore parece invitada a escribir siempre la misma página, el mismo libro, obsesivamente, la página de una niña amarga cuyo juego preferido es fisgonear en los pliegues de nuestra intimidad. Su obra es unitaria porque es sincera, y es sincera porque no está corrompida con otra cosa que no sea la autenticidad y la necesidad, cuestiones ambas que tienen que ver con su propia biografía.

En Como la vida misma Moore no parodia los manuales de estimulación personal como lo hizo en Autoayuda, su primera y anterior colección de relatos. Pero continúa profundizando en las claves de un universo humano asediado por las difíciles relaciones de pareja, por los afectos imposibles y por las prácticas insatisfactorias de la institución familiar que, como en Saul Bellow, son el ámbito del hastío y de las múltiples formas de incomunicación. Sólo una escritora con su desconcertante y demoledor sentido de la ironía, con su inteligencia afilada, es capaz de abordar ese eterno tema de las relaciones entre hombres y mujeres desde ángulos tan inusitados y mordaces, y hacerlo con sentimientos altamente inflamables. Sus personajes, siempre víctimas de ellos mismos o de la vida que les ha tocado vivir, suponen una indagación en ese tipo de conductas que alguien tiene cuando sabe que el mundo le ha vuelto la espalda. Seres que ven sus ilusiones deshacerse en el aire con la misma contundencia de una ráfaga de humo, que se acercan a los demás pidiendo un poco de amor o de comprensión y no encuentra nada. Seres con una personalidad poliédrica que viven su vida como una contrametáfora de la idílica suburban way of life. Sus ocho relatos son, por tanto, ocho exploraciones en los que lo sentimental se refrena con lo que será la marca de su estilo, esto es, las situaciones de un humor hilarante, los símiles inauditos y los juegos. Moore es la escritora donde al estilo le gusta jugar de una forma atrevida, donde el ingenio danza, donde el sentido mata no sólo de pena sino de risa. Por eso su sentimentalismo es antisentimental, aunque su emoción sea lírica y perturbadora, esa que te deja el alma encogida y tartamuda.

Gracias a Salamandra tenemos los lectores españoles una cita anual con Lorrie Moore. Si aún no la conoces compra uno de sus libros, vuélvete mooreadicto, es una de las voces más incisivas y audaces de esos chicos prodigiosos de la actual narrativa americana.