Image: El secreto de Maribárbola

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Novela

El secreto de Maribárbola

María Teresa Álvarez

17 marzo, 2005 01:00

María Teresa Álvarez. Foto: Julio Palomar

Martínez Roca. Madrid, 2004. 330 páginas, 19 euros

De mujeres que han hecho historia se alimenta el trabajo de María Teresa álvarez en los últimos años. Así lo acreditan La pasión última de Carlos V, Isabel II o Ellas mismas, en los que reafirma su empeño por centrar la divulgación de épocas históricas a través de personajes tomados de la realidad o inspirados en ella. Empresa loable que se acomoda a determinados tópicos culturales y rinde su eficacia a los mecanismos de tramas sentimentales, pero con rigor documental y argumentos entretenidos pensados para ilustrar la rea-lidad política y social de una época.

En El secreto de Maribárbola convive el ejercicio novelesco con una lección sobre la inestabilidad social y política que se adueñó de España tras la muerte de Felipe II. Reparte la acción entre Madrid y Roma y organiza la intriga en torno a dos figuras femeninas. El primer plano nos acerca a la condesa de Saelices en Madrid. Lo que sucede en el seno de esa familia noble entre 1677 y 1690 persigue recrear valores, usos y costumbres; el nudo sentimental señala a una sociedad que no perdona a quien se salta sus normas pero tampoco puede evitar que algunos sean víctimas de sus propias contradicciones.

El segundo plano enfoca al cuadro de Velázquez "Retrato de la señora emperatriz con sus damas y enana" para indagar en la excusa poética de esta historia, el secreto de la enana Maribárbola, su intrigante relación con la familia de la condesa y el anuncio de un misterioso camafeo que sigue una imprevisible ruta cambiando de dueño por un extraño efecto de causas y azares. La trama está urdida con esmero, y la agilidad de su estilo embaucará a muchos lectores "apresurados" en la Historia de otras costumbres y otras mentalidades; además ofrece un guiño culto sobre esa fascinante época barroca, sobre el miedo a la decepción y la inevitable impresión de que todo es provisional y nada es lo que parece.