El amante turco
de Esmeralda Santiago
7 diciembre, 2006 01:00De las tres entregas, esta es la que más se ajusta a la denominación de "Bildungsroman", pues será durante estos años cuando Esmeralda logre alcanzar la madurez. La novela recrea tanto su evolución personal como la relación que mantuvo con Ulvi, su amante turco, bastantes años mayor que ella, que fue el detonante de que abandonase a su familia. Sin embargo, lo que le esperaba no era mucho mejor que lo que dejaba atrás. Ulvi llegó a controlar su vida hasta no poder "respirar sin consultar contigo" (pág. 185). Esmeralda, que anhelaba convertirse en actriz, renunció a todo para dedicarse a Ulvi. Más tarde, sin embargo, visitará Harvard para descubrir que es a ese mundo al que pertenecía, y el propio Ulvi entendió que "lo que yo tenía que aprender fuera diferente de lo que él quería enseñar" (pág. 387).
Resulta llamativa la sutil alteración narrativa entre primera y tercera persona, casi imperceptible. Pero lo más interesante es, sin duda, el contenido. Pese a lo narrado, la protagonista no efectúa ningún reproche explícito a su amante Ulvi. Si su pasión se convirtió en prisión, tal como refiere la contraportada, toda la responsabilidad recae sobre ella.
Otro de los valores de El amante turco es la universalidad de lo narrado. El tipo de relación amorosa de Esmeralda poco tiene que ver con su origen puertorriqueño, y bien pudiera ser extrapolable a cualquier otra joven que se siente terriblemente fascinada y enamorada de un hombre experimentado, su salvador de la estricta disciplina maternal, y le abre las puertas a una nueva vida.