En picado
Nick Hornby
21 diciembre, 2006 01:00Nick Hornby
No hay motivos para vivir (o suicidarse)" era la conclusión alcanzada por Todd Andrews, el narrador-protagonista de La ópera flotante, de John Barth, y sobre suicidios gira el argumento de la última novela del escritor británico Nick Hornby... sobre suicidios colectivos.Nochevieja en Londres. Martin, un reputado presentador televisivo venido a menos desde que fue encarcelado por mantener relaciones con una menor, está en una cornisa dispuesto a lanzarse al vacío; llega Maureen, una madre soltera cuyo hijo, fruto de la única relación sexual que ha mantenido en sus 51 años de vida, tiene graves problemas psíquicos, con la misma intención, y apremia a Martin; se une al grupo Jess, la adolescente hija de un ministro laborista británico, que también ha decidido acabar con su vida al ser rechazada por su novio; y por último JJ, un americano, antiguo miembro de un grupo musical disuelto y que ahora trabaja repartiendo pizzas, tampoco entiende el sentido de su vida. Como en los grupos de autoayuda, cada uno cuenta retazos de su experiencia y terminan todos comiendo las pizzas que llevaba JJ. Acuerdan volver a encontrarse en el mismo lugar en otra fecha significativa para suicidas, el día de San Valentín. Mientras, se ayudarán unos a otros y si finalmente llegan a la conclusión que vivir no merece la pena, llevarán a cabo la trágica decisión.
Su primera acción es encontrar a Matty, el novio de Jess que la abandonó sin decir palabra. Pero la Prensa llega a enterarse de las intenciones de los miembros de "la pandilla loco parentis" (p. 139), que se convierten en momentáneas celebridades. Y el día señalado vuelven a reunirse en la azotea donde se co-nocieron y allí asistiremos a un desenlace tan sorprendente como imaginativo.
En esta obra, Nick Hornby parece alejarse de la dinámica narrativa de títulos como su popular Alta Fidelidad. Continúa mostrándose agudo en su satírica aproximación social -"Ser gay era un poco como las Olimpiadas: desapareció en la Antigöedad, y lo han vuelto a poner en circulación en el siglo XX." (p. 45)-, pero ahora se muestra más interesado en el individuo como tal que como ciudadano. Tanto los perfiles de los personajes como sus personalidades son radicalmente distintos y, sin embargo, todos buscan lo mismo, vivir siendo felices consigo mismos. A fin de cuentas En picado, pese a lo manifestado en el primer párrafo de esta reseña, no es tanto una novela sobre el suicidio como sobre la vida, o mejor, sobre cómo vivirla. Cada protagonista dispone de su propio espacio narrativo, su propia voz -con alguna inconsistencia estilística- resultando más interesantes los pasajes y reflexiones sobre ellos mismos que los relativos al suicidio. Nos vemos expuestos a numerosas situaciones cómicas, destacando las de la primera parte en la azotea, cuando acaban con las pizzas. Mención especial merece la traducción de Jesús Zulaika, quien acerta- damente ha introducido numerosas y oportunas notas a pie de página justificando tanto los motivos de algunas traducciones en particular como enriqueciendo la comprensión del texto.