Pensar
Vergílio Ferreira
22 febrero, 2007 01:00Vergílio Ferreira. Foto: Archivo
Los pensamientos de Vergílio Ferreira surgen en el filo de lo impensable, con el poder iluminador del estilo que concibe la palabra como límite y posibilidad. Es imposible pensar o escribir ignorando que la palabra sólo es una aproximación a lo indecible. Ferreira sigue el modelo de Pascal, encadenando pensamientos que no pretenden urdir un sistema, pero que sí apuntan hacia un centro constituido por cuestiones fundamentales: la finitud, el cuerpo, la escritura.Ferreira inicia sus ejercicios espirituales señalando los límites del conocimiento. Los límites del conocimiento son los límites del lenguaje. No hay un lenguaje trascendental, como la lógica, sino multitud de lenguajes, que definen las posibilidades del saber en cada cultura. El hopi es un idioma de Arizona que carece de términos para referirse al espacio y al tiempo. La síntesis trascendental de Kant sería inconcebible en un idioma que excluye estos conceptos. Ferreira sabe que el horizonte de su escritura se corresponde con la tradición lingöística y cultural a la que pertenece. Establecido este presupuesto, el pensamiento empieza a caminar. El escritor es un paseante, que observa el mundo y segrega ideas. La "casualidad de ir pensando" nos enfrenta en primer término con el cuerpo, que es nuestro vehículo de inserción en la realidad. El cuerpo es plenitud, goce, contemplación, pero también es cansancio, vejez, dolor. Tras unas especulaciones que evocan la fisiología de Merleau-Ponty, Ferreira inicia una meditación sobre la muerte. Dios es el nombre de nuestra perplejidad. Más cerca del primer Heidegger que del existencialismo de Sartre, Ferreira entiende que el hombre sólo se constituye en la expectativa de la muerte.
Es inevitable contrastar esta escritura con la de Pessoa. Pensar y el Libro del desasosiego surgen del mismo comercio entre el mundo y la conciencia. Es un comercio mediado por la palabra. En Pessoa hay melancolía; en Ferreira un vigoroso fatalismo. Pessoa considera que "el hecho divino de existir" no puede desprenderse del "hecho satánico de coexistir". Ferreira cita el conocido aforismo de Sartre ("el infierno son los otros"), pero su escritura siempre apunta hacia el otro (como hombre) y hacia lo otro (como Dios... al que niega). Pessoa define la literatura como "la manera más agradable de ignorar la vida". Ferreira escribe para "hacer posible lo real". Escribir para no ser (Pessoa) o para ser, aunque sea sin motivo (Ferreira). Pensar es poesía esencial, filosofía que nace de la carne (como la escritura de Unamuno) y de una dolorosa sensibilidad que se resiste a desaparecer, sin manifestar su gratitud ante la belleza del mundo.