Max Aub, novela
Javier Quiñones
31 mayo, 2007 02:00Archivo
Inacabado dejó Max Aub un Luis Buñuel, novela, el muy ambicioso libro en el que trabajó sus últimos años y donde mezclaba vivencias propias y documentación. El título del libro de Quiñones, Max Aub, novela, es un guiño transparente al de Aub, y un homenaje, y mucho más: la confesión expresa de una identidad de planteamientos. Quiñones traza una biografía sólida y bastante canónica y, a la vez, una minuciosa crónica de época a partir de la experiencia vital de Aub. Y también ofrece una auténtica monografía crítica de la versátil e inmensa obra del escritor. Propósito y materiales toman, sin embargo, forma de novela, y como tal hay que leer el libro, sin prejuicios de género, inútiles a estas alturas, aunque sin rebajar su interés como solvente estudio casi académico del más grande narrador de la España desterrada, junto con Ramón J. Sender.El arduo trabajo informativo previo que un empeño de esta clase requeriría a cualquier escritor, no ha tenido Quiñones que hacerlo ex profeso porque forma parte de su currículo profesional: ha estudiado y editado tanto a Aub como a otros narradores de la diáspora republicana. De ahí la precisión informativa que sustenta su novela, como la piedra angular de un relato concebido a la manera de imagen global de un tiempo a través de una persona representativa. Quiñones se sabe a Aub y ha procedido a revivirlo con intensidad imaginativa; lo recupera con verdad no tanto fidedigna como emotiva a la búsqueda del retrato moral del personaje, símbolo de un periodo histórico de esperanza, desconcierto y, al fin, frustración.
La empresa, ya se ve, no es pequeña, y Quiñones se da muy buena mano para abarcar esas intenciones simultáneas. El hilo de la novela es la vida de Aub: nacimiento en Francia, joven viajante de comercio en España, compromiso republicano, campo de concentración argelino, exilio mexicano. Esa trayec-
toria se sigue mediante saltos en la línea del tiempo que agilizan el relato, y se muestra por medio de un narrador omnisciente que selecciona e interpreta los datos, y se dirige al lector. Pero, para evitar este monopolio informativo, un quisquilloso Aub debate minucias de su retrato con una innominada mujer. Se introduce así un valioso elemento perspectivista a sumar a las cartas y noticias sobre política e ideología, y a la presencia de la plana mayor del 27 y el exilio.
Quiñones hace pasar por personaje novelesco a un ser de carne y hueso y a partir de esa experiencia real monta la escenografía del gran cuadro histórico del fin de la Edad de Plata. Palpita el desaliento literario y político de Aub; y las vicisitudes y horrores del anterior siglo se cifran en esta persona de sobras polémica. Quiñones practica una novela de compromiso atenta al amargo destino de una España cuyo proyecto de sociedad más justa se hizo añicos. Este viaje a nuestro pasado reciente lo conduce con buen pulso narrativo: hace amena y da calor humano y plasticidad a una reivindicación histórica no disimulada de la generación republicana.