Image: Al oeste de Roma

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Novela

Al oeste de Roma

John Fante

26 julio, 2007 02:00

John Fante. Foto: Archivo

Trad. de A.-Prometeo Moya. Anagrama. Barcelona, 2007 194 páginas. 15 euros

Pregúntale al polvo; La hermandad de la uva; o Un año pésimo son títulos apenas conocidos por un puñado de lectores españoles; de igual forma el nombre de su autor, John Fante, tampoco resulta ser para la mayoría una referencia literaria fundamental. Cualquiera diría que la maldición literaria persiguió a Fante en vida (apenas si llegó a ver publicada alguna de sus novelas), y, aunque tras su muerte comenzaron a editarse sus obras más importantes, tampoco ha logrado el reconocimiento -exceptuando en Francia- que la calidad literaria de sus obras merece. Pero el tiempo acaba poniendo a cada uno en su sitio y más pronto que tarde Fante acabará siendo reconocido como uno de los imprescindibles autores norteamericanos de referencia.

Bajo el genérico título de Al oeste de Roma se agrupan una "novella", Mi perro Idiota, y un relato largo, "La orgía". Aunque el argumento de ambas piezas resulta a primera vista distinto, tanto en uno como en otro podemos apreciar sutiles similitudes, precisamente las mismas que caracterizan la más genuina narrativa de Fante. Me refiero al cuestionamiento del tradicional modelo familiar que conduce con frecuencia a la apatía. Desde luego que autores como John Updike o Philip Roth también tratan temas similares, cuando no idénticos; pero la singularidad de Fante radica en el tono irónico, en las punzantes situaciones que logra establecer utilizando asuntos nimios que finalmente resultarán trascendentes y determinantes. Así, en Mi perro Idiota después de mil y una vicisitudes llegará a entender que "yo necesitaba un perro. Simplificaba el círculo de mi vida." (p. 56).

Quien así se expresa es Henry Molise, "un marido podrido, un padre asqueroso, una pésima fuente de ingresos, un fracaso total"(p. 53) o, desde la perspectiva argumental, un guionista de Hollywood venido a menos cuya única aspiración es llegar a escribir una novela de calidad. Ni su neurótica mujer, "que nunca me entendió y nunca me entenderá" (p.138) y que si no lo abandona es por tener que terminar un ensayo sobre Shaw para que apruebe uno de sus hijos, ni sus cuatro hijos, que lo ignoran la mayoría de las veces, tienen ya mucho que aportarle: "Yo habría cambiado gustosamente, cualquiera de los cuatro, o los cuatro, por un Porsche nuevo, incluso por un MG-GT del 70" (p.12): a fin de cuentas "sólo eran cuatro espermatozoides varados en alguna oscura trompa de Falopio". (p. 68)

Y es en estas circunstancias cuando aparece Idiota (pues así llamarán al perro) en la vida de Henry, con la inscripción "Te arrepentirás" grabada en la chapa del collar. Pero aunque la primera intención es deshacerse del odioso perro, poco a poco Idiota llegará a convertirse no solo en el verdadero dueño de la casa, sino en el referente que da sentido a la vida de los miembros de la familia, en especial a la de Henry. "Idiota representaba la victoria, los libros que no había escrito, los lugares que no había visto, el Maserati que nunca había tenido, las mujeres que anhelaba" (p. 44). Aún más, cuando desaparece de la misma manera que apareció, Henry empeñará el dinero que había conseguido para marcharse a su añorada Italia, "al significado del significado" (p.138) para recuperar a su compañero y a Mary, la cerda de la que se ha enamorado Idiota.

"La orgía" se narra desde la perspectiva de un niño que "tenía diez años aquel verano de 1925" (p.151). Se trata de un "Bildungsroman" que de forma más sugerente que racional me ha recordado a El pony rojo de Steinbeck. Pero en este caso el proceso de madurez no tiene tanto que ver con la muerte como con aspectos de índole sexual. El represivo ambiente familiar que la madre del protagonista exige y fomenta no logra sino propiciar escabrosas situaciones inadmisibles en la infantil mente porque "era mi padre y no podía haber hecho aquello, era mi padre y ciertas cosas eran imposibles". (p. 193)