Las dos amigas y el envenenamiento
Alfred Düblin
29 noviembre, 2007 01:00Düblin, en un sello de la extinta RDA
Judío, psiquiatra, expresionista, exiliado tras el ascenso de Hitler al poder, católico converso tras su regreso a Alemania, autor de novelas, cuentos, teatro y ensayos, Alfred Düblin (1878-1957) concibió la literatura como un compromiso con la verdad, que exige la salvación del hombre frente al avance de la técnica. En su caso, la invocación de la naturaleza no debe confundirse con la nostalgia del mundo rural de la distopía nazi, pues en Berlin Alexanderplatz (1929) la dignidad sólo puede atribuirse al individuo y no a la masa, que es la manifestación de una humanidad despersonalizada. Publicada en 1924, Las dos amigas y el envenenamiento ya contiene la poética de Düblin. Las escenas pueden encajarse como perspectivas complementarias, mostrando el carácter poliédrico de lo real, pero la prosa debe desprenderse de la voluntad de estilo. Las palabras están saturadas de sentido y no precisan filigranas. La tarea de depurar no implica simplificación, sino exactitud. Los adjetivos y la sintaxis se hacen banales cuando roban protagonismo a los personajes y a la historia.Düblin se basa en un hecho real. Dos mujeres maltratadas se convierten en amantes y deciden envenenar a sus maridos, hombres brutales que asocian el sexo a la violencia, el placer a la humillación, la gratificación de los sentidos a una experiencia del envilecimiento propio y ajeno. Elli y Bende descubren la ternura en el amor homosexual, mucho menos posesivo, mucho más generoso, libre de antagonismos y asimetrías. Düblin aplica sus conocimientos de psiquiatría. El esposo de Elli entiende el sexo como una forma de canibalismo y no descarta la coprofilia. Es un "amo brutal". No desempeña ese papel como en un juego, sino con la turbia conciencia del embrutecimiento moral. Es incapaz de amar. En cambio, Bende prodiga el placer con delicadeza, sin rastro de sadismo ni perversidad. El amor entre Elli y Bende está condenado por la sociedad burguesa, pero es más limpio que el sexo entre Elli y su marido, lastrado por la compulsión y el instinto de muerte. El envenenamiento es un acto monstruoso, pero no se habría producido sin el menosprecio hacia la mujer en una cultura, cuya misoginia se remonta a sus mitos fundacionales. Eva causó la perdición de todos. Sin embargo, el amor entre Elli y Bende pierde con el tiempo su inocencia. Elli descubre el placer de ser esclava de una amante que ejerce sus privilegios con benevolencia y Bende acepta la situación con un goce sin culpa.
Novela breve, Las dos amigas y el envenenamiento es una obra perfecta. Prosa de forense, que certifica los hechos; estudio psicológico sin hipótesis extravagantes y un notable valor para descender a las cloacas del ser humano, sin adoptar moralismos intransigentes. Düblin sólo necesita 100 páginas para mostrarnos la esencia de la ternura, la crueldad, la pasión, el deseo y la inocencia.