Amarillo
Félix Romeo
10 abril, 2008 02:00Por eso Amarillo tardó en llegar; Chusé Izuel era su protagonista y su razón. Era un proyecto difícil; una deuda que necesitó el paso del tiempo, el poso del dolor hasta devenir en este escrito tan fluido, tan directo como cálido y entrañable, tan incómodo como perturbador, tan lleno de afecto y de respeto como de rabia y de impotencia. Es la manera del autor de dar salida a la culpa por no haber sabido responder a su desesperación, a su soledad, de rendirle al amigo justicia poética, con contención, sin explosiones emocionales, apoyando sus palabras en las del amigo muerto, en sus cuentos, artículos, cartas, en opiniones que mereció.
Pero Amarillo no es su biografía, ni una necrológica, ni un libro de ficción. Es escritura sellada por la autenticidad de los propósitos que la impulsan. Es la oportunidad de rellenar, con la creación, los vacíos que han dejado tantas preguntas; es la prueba irrefutable de que "morir no duele", lo que duele es la vida; es la confirmación de que el lenguaje acoge sin remilgos las paradojas de la existencia para acabar revelándose como una "ausencia" más. Es todo un ejercicio de franca lucidez, de creatividad sustantiva.