Image: Lecturas de juventud

Image: Lecturas de juventud

Novela

Lecturas de juventud

Michel Tournier

12 junio, 2009 02:00

Michel Tournier. Foto: K

Trad. de Marta Pino. Editorial Nortesur, 2009. 192 págs, 17 euros

Para esta primavera de brotes verdes y ferias del libro, una de nuestras pequeñas y admirables editoriales lanza la reciente obra de Michel Tournier que en francés se titula, precisamente, Las verdes lecturas. Se trata de un volumen facticio pero profundamente simpático por aquello que le da unidad y nace, en definitiva, de la propia biografía de este escritor e incansable lector, a lo que se añade también su condición de colaborador editorial a título de traductor o miembro de comités de lectura, la misma que asoma, por caso, en Mundo escrito y mundo no escrito de I. Calvino.

Lecturas de juventud consiste en una recopilación de ensayos sobre los autores de referencia para Tournier, cuyos títulos preferidos son parafraseados y, a veces, prolijamente citados: desde Chamisso y Heine a la Condesa de Ségur y Alphonse Daudet, con especial atención a una estirpe íntimamente ligada a la educación sentimental de gran parte de la juventud europea: Lewis Carroll, Defoe, Verne, Karl May, Kipling o Jack London. A veces, la levedad en el tratamiento del asunto se plasma en interpretaciones erróneas, como cuando Tournier convierte la invectiva de don Quijote en su lecho de muerte contra Avellaneda en una especie de juego irónico de Cervantes contra sí mismo. Pero no resulta difícil perdonar semejantes traspiés si asumimos el valor autobiográfico que tienen estas páginas.

En especial, son muy reveladoras todas las informaciones que el novelista nos proporciona acerca de su experiencia como lector juvenil y con lectores de la misma edad. Tournier, que reconoce aquí su vocación frustrada de profesor de filosofía para niños, nos habla de la especial relación que, gracias a sus creaciones, ha podido mantener con los adolescentes. Por dos veces utiliza una misma expresión para referirse a sendas obras preferidas por él: mi libro fetiche. Como autor, se queda con Viernes o la vida salvaje, gracias a la que "he dado la vuelta al mundo". Y el otro fetiche que "no me ha abandonado jamás " es El maravilloso viaje de Nils Holgersson a través de Suecia que las autoridades educativas le encargaron a Lagerlüf para que estimulara el conocimiento y el amor de sus jóvenes compatriotas hacia su país. Por cierto: muchos que nos iniciamos en la lectura un cuar-to de siglo después del escritor francés recordamos un modesto remedo español de esta iniciativa, que demostraba la eficacia de la fórmula. Se titula El libro de España, y apareció en plena dictadura primorriverista por cuenta de una editorial escolar que todavía existe, Edelvives.