Image: Esperando a Robert Capa

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Novela

Esperando a Robert Capa

Susana Fortes

17 julio, 2009 02:00

Susana Fortes. Foto: Javi Camino

Premio Fernando Lara, 2009. Planeta. Barcelona, 2009. 240 pp., 18,75 euros


No es la primera vez que Susana Fortes (Pontevedra, 1959) se interesa por la guerra civil. Abordó un aspecto lateral, la preparación del alzamiento, en Fronteras de arena (2001). En Esperando a Robert Capa se fija en un episodio suelto, la presencia en España del famoso fotorreportero norteamericano de origen húngaro que dejó una imagen universal de la contienda en su instantánea "Muerte del miliciano", ahora por cierto cuestionada. éste sería el núcleo de un propósito más amplio, reconstruir la biografía tanto de Capa (Budapest, 1913- Thai Binh, 1954) como de Gerda Taro, su compañera y también afamada fotógrafa.

Susana Fortes sigue sus vidas a partir de que ambos se conocieran en París, en los años de las primeras manifestaciones antisemitas (judía era la alemana Taro), y a lo largo de sus respectivas estancias en nuestra guerra. Escuetamente se informa de la muerte de Gerda en Brunete, en 1937, aplastada por un tanque, y de la proyección del accidente en la restante trayectoria de Capa, espoleado por ese drama a dar testimonio gráfico de la horrible historia del mundo contemporáneo.

La gentileza de la autora de acabar el libro con una nota donde explica el trabajo documental previo para su escritura nos proporciona su clave. Se trata de una obra que da tratamiento novelesco a personajes reales. Estas biografías anoveladas resultan interesantes por la doble partida de los protagonistas y de la época conflictiva que vivieron. El París político, cultural, artístico, social... del momento llega a la narración con valor informativo y con plasticidad. Lo mismo ocurre con las estampas del frente y de la retaguardia, de Madrid y de otros escenarios republicanos, durante las primeras fases de la sublevación franquista.

En buena medida, Esperando a Robert Capa es tributaria de una variante de la presente moda de la novela histórica, el reciente movimiento, moda también un tanto fatigosa ya, de recuperación de la memoria histórica con propósitos reivindicativos. Esta perspectiva resulta fundamental, pues Fortes no se propone la reconstrucción arqueológico costumbrista del pasado sino un relato comprometido con dos metas simultáneas, denunciar las varias caras del fascismo y celebrar a los luchadores en la causa de la libertad.

La nobleza del empeño y la entrega absoluta de la autora a su causa le dictan, sin embargo, decisiones literarias contraproducentes. Lo es la tendencia a sumergir la materia narrativa en afirmaciones gratuitas que Fortes debe de pensar que van bien a la solemnidad de su asunto. ¿Qué quiere decir al afirmar que "el hebreo es un idioma antiguo que contiene dentro la soledad de las ruinas..."? ¿Qué es "una dialéctica extraña de conceptos y abjuraciones"? ¿Por qué los anarquistas son "españoles hasta el hueso del calcañal"? A esta palabrería se añaden la inclinación a magnificar en los personajes, tanto pasiones como virtudes y atributos, y un fondo maniqueo. Además, y ésta es la mayor limitación, toda la ejemplar e impactante historia de Gerda Taro y Robert Capa está disuelta en una idealización sentimentaloide que, sin quererlo, la trivializa.

Estoy seguro de que Susana Fortes, dado el fondo moral de su escritura, no buscaba rebajar su historia a los niveles de la simple lectura proyectiva, y achaco a malas decisiones formales el escaso valor literario de su trabajo.