El material humano
Rodrigo Rey Rosa
13 noviembre, 2009 01:00La estructura de la obra sigue el carácter fragmentario de las propias notas que el novelista-detective va tomando en diferentes cuadernos, y se entrevera con decenas de reflexiones de su propia vida, sus sueños/pesadillas, sus lecturas y viajes. Es curioso cómo esta novela contiene en principio todos los ingredientes para ser poderosa (una auténtica reflexión de la historia de un país sacrificado por la violencia de Estado), pero el intento se va desvaneciendo a causa del enfoque mucho más estético que ético de Rey Rosa y su deseo deliberado de reinventar el género y saltarse la novela al uso de personajes y de argumentos definidos, desarrollados y trabados.
Si el argumento es un collage aséptico construido mediante la enumeración fría, casi robótica, de materiales dispersos, y las visitas al archivo policial no pretenden más que dar con un mero "objeto novelable" (p.61) o un "tema" (p. 171), resulta difícil que el protagonista nada comprometido de Rey Rosa consiga conmover al lecto (cómo sí lograba conmover un autor como Ivan Thays al revisar la historia reciente de Perú). Mucho más cómodo y en su salsa parece encontrarse el esteta protagonista de Rey Rosa cuando salta del Tercer al Primer Mundo para hablarnos de la vida en la Toscana, reunirse con los traductores o los editores de Gallimard, cenar en el Maxim’s de París o hacer un largo alarde capitular de su convivencia y amistad íntima con Miquel Barceló y Paul Bowles. Pero, sin duda, hay también buenos pasajes, aquellos en los que narra el secuestro de la madre o las inquietantes detenciones de los Benedicto Tun, padre e hijo. Curiosamente, pasajes en los que el autor abandona la experimentación y demuestra su talento para narrar al modo clásico.