Image: Rey Lobo

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Novela

Rey Lobo

Juan Eslava Galán

23 abril, 2010 02:00

Juan Eslava Galán

Planeta. Barcelona, 2010. 350 páginas. 20'50 euros


En su larga trayectoria literaria, con una docena de novelas en su haber, Juan Eslava Galán (Arjona, Jaén, 1948) ha mostrado una clara preferencia por la novela histórica, tanto en la reconstrucción más o menos fidedigna del pasado como en la libre imaginación de lo que pudo haber ocurrido, con localización en distintas épocas que van desde la guerra civil en La mula (2003), pasando por la figura de Cervantes en El comedido hidalgo (1994) y la recreación de una legendaria edad media en En busca del unicornio (1987), hasta el siglo IV a.C. en que transcurre su última novela, Rey lobo, ambientada en el mundo de los iberos y en su contraste con otras sociedades y culturas prerromanas surgidas en el Mediterráneo. Precisamente de la cultura ibérica el autor ya se ocupó en su ensayo Los iberos. Los españoles como fuimos (2004). Rey lobo es una interesante novela histórica con ingredientes del relato de aventuras y de libro de viajes en la cual, con predominio del primitivo mundo de los iberos, se confrontan diversas culturas desarrolladas en torno al Mediterráneo, con especial relevancia de los griegos y los cartagineses en su pugna por Sicilia, y con posterior prolongación a los antiguos pueblos de Asia, hasta llegar al vasto imperio persa de Artajerjes. La novela se divide en tres partes con escenarios muy diferen-tes, más un apéndice informativo dedicado al censo de personajes importantes, dioses y héroes, vocabulario esencial y títulos nobiliarios.

Al final, lo que parecía un relato de guerra y defensa de la venganza y otros códigos tradicionales se transforma en una novela antibelicista, contra la barbarie, con reivindicación del progreso de los pueblos y sus civilizaciones, en favor de la paz y de las más nobles aspiraciones de los seres humanos. Porque, como recuerda el protagonista: "no redimirás de la barbarie a tu pueblo si antes no te redimes tú. La venganza no tiene sentido, sólo sirve para componer tragedias que la plebe aplaude en los teatros" (pág. 379). Lo mejor de la novela está en su documentada recreación histórica, en la comicidad y humor de algunas situaciones (por ejemplo, la guerra del burro) y, haciendo gracia de algunos giros demasiado modernos para tiempos tan antiguos ("que pierdas la cabeza por un coño", "fóllate a Belasia"…), en su cuidada prosa y riqueza léxica.