Image: América, América

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Novela

América, América

Ethan Canin

28 mayo, 2010 02:00

Ethan Canin

Trad. de Santiago del Rey. Salamandra.Barcelona, 2010. 203 páginas. 15'40 euros


América, América, el título de esta última novela de Ethan Canin (1960), remite a una de las películas inolvidables en la filmoteca de mis recuerdos, aquella de Elia Kazan en la que un joven griego soñaba con emigrar a América. Y la primera de las once partes de la novela parecía ir en esa dirección, pues la familia de un joven emigrante escocés se convierte en poseedora de un condado entero. Pero no, nada tiene que ver la novela de Canin con el filme de Kazan. En este caso Canin, de quien nunca olvidaremos los relatos de su primerizo El emperador del aire (1988), recrea el singular mundo de las elecciones norteamericanas. Debe tener presente el lector que el original en inglés se publicó en 2008, el año en que Barack Obama fue elegido presidente,un factor que no mediatiza la lectura, pero tal vez sí la escritura, aunque la trama se sitúe a comienzos de los 70.

En 1972 los demócratas estaban inmersos en susprimarias. Corey Sifter, un joven de 16 años, comienza a trabajar en casa de los Metarey, acaudalada familia que apoya económicamente la campaña electoral hasta la Casa Blanca de Henry Bonwiller, el ficticio liberal senador por Nueva York, claro oponente a la Guerra del Vietnam. Corey, una suerte de chico de confianza para Liam Matarey, también actuará como tal para el senador Bonwiller. Todo parece ir según lo previsto hasta que un terrible accidente termina con la vida de la joven JoEllen, también colaboradora de Bonwiller. Y ahora corre el año 2006, cuando un maduro Corey asiste al funeral del viejo senador -de quien nada se volvió a saber tras el luctuoso accidente- y afloran los recuerdos de aquellos años convulsos e irrepetibles para Carey.
Excepto algunos pasajes en tercera persona relativos al acontecimiento de JoEllen, es el propio Carey quien nos guía a través de los vericuetos de esta novela donde pasado y presente se alternan. La novela evoca a El Gran Gatsby de Fitzgerald, pues un joven de escasos recursos económicos se ve inmerso en el mundo de los poderosos, de las grandes fortunas e intereses. Y, por supuesto, tiene un paralelismo evidente con la tragedia que acabó con la carrera presidencial de Ted Kennedy, el accidente en el que murió su secretaria, Mary Jo Kopechne, en circunstancias jamás aclaradas. Excesivamente obvio.