Nada es crucial
Pablo Gutiérrez
5 noviembre, 2010 01:00Pablo Gutiérrez. Foto: Clea Martí
Esta utillería imaginativa y lingüística, dispersa en una construcción de comedido vanguardismo, se pone al servicio de una peripecia presentada como parábola del mundo contemporáneo. Una chica de raíces rurales y de infancia trastornada por el mal ejemplo familiar, Margarita o Magui, y un chico mugroso, hijo de yonquis, Antonio Lecumberri o Lecu, captan la atención de un narrador que reconstruye su historia y la refiere a la manera de cuento dirigido a los niños. En secuencias cortas y alternantes va dando cuenta de la trayectoria por separado de ambos hasta su confluencia en Ciudad Mediana o Mundofeo. La soledad de Magui y el aprisionamiento de Lecu por varias Señoras Amables, encarnación del fariseísmo moral, y por un Señor Alto y Locuaz, representante de un Neocristianismo fundamentalista, convierten a la pareja en víctimas sociales simbólicas. En la novela se acumulan notas del deterioro colectivo: egoísmo, crueldad, intransigencia, violencia, falsos ritos... El autor se aplica a su denuncia, especialmente punzante en el anticlericalismo, mediante procedimientos indirectos, en especial hipérboles y sarcasmos.
Los dos "heliotropos", Magui y Lecu, se observan con una ternura que aporta un contrapeso de esperanza. Ello no reblandece, sin embargo, la dureza de un testimonio amargo, levantado con humor inteligente y poderosa imaginación. Por estos méritos, Pablo Gutiérrez se merece que el buen aficionado a la literatura preste atención a su obra.