Image: La escalada del español

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Primera palabra

La escalada del español

5 noviembre, 2010 01:00

Ángel Martín Municio, que pilotó la sección científica de El Cultural durante muchos años, publicó antes de morir un riguroso informe científico sobre el valor del idioma español. Según el que fue inolvidado presidente de la Real Academia de Ciencias, la lengua castellana representa para nuestro país un valor económico equivalente al 15% del Producto Interior Bruto. España es hoy el primer inversor en Iberoamérica, gracias sustancialmente al idioma.

No es verdad que el chino sea la segunda lengua internacional del mundo. Aparte del enjambre dialectal de aquel país gigantesco, su idioma no es internacional, como sí lo son el inglés, el español o el francés. La objetividad exige rendir homenaje a la lengua de Shakespeare, de Turner y Churchill. Se ha convertido en el latín del siglo XXI. Es el idioma de referencia y en las relaciones internacionales representa, tal vez, el 70% como lengua vehicular. A larga distancia le sigue el español que ha desplazado al francés. Hoy el segundo país hispanohablante del mundo, después de México, es Estados Unidos. España ocupa un modesto tercer lugar. Tras el inglés, la lengua más estudiada en Japón, Alemania, Suecia o China es la de Cervantes y Borges, la de Quevedo y Neruda, la de Lope y Vargas Llosa. El 84% de los estudiantes norteamericanos de idiomas extranjeros eligen el español. Y en el gigante Brasil su estudio es obligatorio desde la escuela. Aún más, y este dato puede resultar muy significativo: como lengua madre, el español ha superado al inglés. Hay más personas en el mundo que tienen como primer idioma el español que el inglés.

Internet es nuestra asignatura pendiente. Ocupamos un tercer lugar cuando deberíamos movernos destacadamente en el segundo pero todavía algunas naciones iberoamericanas padecen un retraso que se solventará poco a poco.

La Real Academia Española y las Academias de la Lengua de veintiún países garantizan la unidad del idioma. Esa es la gran obra que inició Dámaso Alonso, que potenció Fernando Lázaro Carreter, que ha consolidado Víctor García de la Concha. El viejo lema tradicional “limpia, fija y da esplendor” se ha completado con el “mantén la unidad del idioma”. Como el Gobierno no ha hecho casi nada hasta la incierta operación del Instituto Cervantes, a la Real Academia se debe que el idioma español no se haya fragmentado en seis u ocho lenguas romances como ocurrió con el latín.

No es la primera vez que escribo sobre la espléndida realidad del idioma de San Juan de la Cruz y Rubén Darío, de Octavio Paz y Ortega y Gasset. No será la última. Vale la pena insistir en la escalada de nuestra lengua en el mundo cuando en alguna región española se la combate de forma inmisericorde. La Generalidad está haciendo con el idioma español lo mismo que hizo Franco con el catalán. Yo firmé el manifiesto a favor del “catalán, un vaso de agua clara” contra el cerrilismo franquista. Me entristece contemplar ahora cómo se trata de erradicar el español de Cataluña con los mismos métodos que utilizó el dictador para fragilizar el catalán. Como ha escrito lúcidamente Francisco Rodríguez Adrados, “lo peor es el daño que a sí mismos se infligen los catalanes”.

P. D. En mi artículo de hace dos semanas califiqué de colaborador a Michael Richards, coautor de La España fragmentada.

ZIGZAG

Me ha sorprendido el Padre Pío de José María Zavala, autor de libros históricos de gran calado, desinhibidos, provocadores, que fustigan con látigo de seda a personajes mal conocidos de la reciente historia española. La admiración que la vida y la obra del Padre Pío han despertado en Zavala me desconcierta. La verdad es que yo creo poco en los milagros. Pero habrá que rendirse ante lo que narra el autor en este Padre Pío lleno de interés y de sorpresas. Se trata de un libro impactante, lejano a las beaterías al uso en el mundo de los milagros y las apariciones. Quien lea a este nuevo Zavala no quedará defraudado.