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Novela

Libro

José Luis Peixoto

23 septiembre, 2011 02:00

José Luis Peixoto

Traducción de Carlos Acevedo. El Aleph. Barcelona, 2011. 251 páginas, 20'50 euros.

La infancia es un territorio implacable. José Luis Peixoto (Galveias, Ponte de Sor, 1974) ha escogido la niñez como punto de partida de una obra que recrea la aspereza de la inmigración portuguesa a Francia en la década de los 50 y la lenta transición hacia una modernidad que posibilitará una revolución pacífica contra la dictadura de Salazar. Ilídio es un niño que se enfrenta a la rutina del campo y la escuela con la perplejidad de una conciencia incipiente, incapaz de discriminar entre lo verosímil y lo improbable. En seguida, su madre depositará un libro en sus manos, con la esperanza de que los estudios le libren de la pobreza y del aciago destino del inmigrante, condenado a abandonar su tierra para sobrevivir en un país extraño. Entre 1960 y 1974, emigraron a Francia un millón y medio de portugueses, casi el 15% de la población.

La madre de Ilídio participará en un éxodo sin una brizna de épica, abandonando a su hijo con una maleta en la plaza del pueblo. Ilídio crecerá en una aldea que se asemeja a un "piano sin música": el tiempo se ha detenido y nadie lo ha advertido. Peixoto relata con minuciosidad la matanza del cerdo, las conversaciones en la barbería, los pequeños escándalos, las fantasías sexuales de los adolescentes. El relato avanza con la apariencia de la novela decimonónica, pero lo telúrico y lo ancestral se combinan con lo onírico y lo irracional para desbordar el canon realista. Ilídio observa a Adelaide, la sobrina de la vieja Lubélia, y piensa que es posible hacerse invisible, conteniendo la respiración. Las matanzas del padre de Cosme no son simples sacrificios, sino complejos ritos que destazan un cuerpo para convertirlo en gastronomía. Cuando Peixoto habla del hígado, el bofe o el corazón su prosa adquiere la textura de una tela de Rembrandt.

Libro podría ser un título pretencioso, pero su intención no es retórica, sino simbólica. En Libro hay muchos libros que cuestionan una vez más la convención de los géneros. Influido por Faulkner -Peixoto lleva tatuado el nombre de Yoknapatawpha en el brazo derecho y Lobo Antunes, imprime a su estilo un fuerte acento lírico que adopta sucesivamente la forma del poema, el teatro o el apunte inacabado. Francia es un espacio geográfico, pero en la imaginación de muchos portugueses representa la promesa de una nueva vida. No es el Paraíso, pero sí una versión asequible de un lejano bienestar. Sin embargo, casi ningún mito soporta el contraste con la realidad.

Los inmigrantes portugueses no se librarán del desarraigo, la nostalgia y el sentimiento de exclusión. Algunos sólo hallarán un poco de alivio en los libros, pues el libro siempre es la patria del extranjero. La revolución de los claveles interrumpirá el relato. La sublevación de los oficiales coincide con el nacimiento de José Luis Peixoto. Surge una nueva generación que contemplará con perplejidad una época de dolor, aislamiento, represión y dolorosas separaciones.

Las últimas cincuenta páginas de Libro se desvían del relato e introducen una reflexión sobre los hechos que incluye la inserción de formularios, espacios en blanco, poemas, notas a pie de página o palabras subrayadas. Peixoto no concibe el libro como un objeto, sino como un significado, que se renueva constantemente, intentando apaciguar la inquietud del ser humano por comprender y descifrar. Libro no es una novela, sino un desafío, que nos revela el poder esclarecedor del lenguaje y la necesidad de iluminar nuestra infancia para no avanzar hacia la muerte a ciegas, desorientados e irremediablemente perdidos.